El activista Manel Domènech (mascarilla amarilla), en Petra. El viernes estará en otra manifestación de Arruix Borbons. | Elena Ballestero

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La próxima cita es el viernes. Para esa tarde, a partir de las 20 horas frente al Palacio de la Almudaina, la plataforma Arruix Borbons ha convocado una manifestación contra la monarquía y a favor de la república. Llegará poco después de la protesta que se celebró en Petra el lunes durante la visita de los Reyes a ese municipio.

Manel Domènech, maestro jubilado de instituto, estuvo en la protesta de anteayer y estará en la del viernes. «Fue un escándalo horroroso; a nosotros que habíamos comunicado la protesta de forma legal, nos pusieron todas las trabas y la Policía y la Guardia Civil nos mandó a 200 metros mientras que dieron todas las facilidades a los pro monárquicos», dice. Según Domènech, eso no les desanima y el viernes «vamos a ser muchos más».

Domènech, que participa en más de media docena de organizaciones –que van desde una entidad ajena a la política que promociona las variedades de semillas autóctonas de las Islas a Crida per Palma, de donde fue candidato– afirma que existe un poso republicano y que ahora se trata de canalizarlo. Afirma, eso sí, que ya no se puede contar con los partidos estatales y que «el republicanismo de Més y Podemos es postureo». El movimiento republicano se articula en Balears básicamente a través de redes sociales y está vinculado al independentismo y al soberanismo de Catalunya.

EMILIO ALONSO, exdiputado y exresponsable de finanzas del PSOE. Carnet número 2 de este partido
Emilio Alonso.

Eso es algo que también destaca un histórico del PSOE y del socialismo balear, Emilio Alonso. Hace unos días publicó un texto en su cuenta de Facebook en que aseguraba que su partido fue republicano «por accidentalismo». Ayer ratificó el contenido de su texto, que causó cierta polémica, en una conversación con este diario. Afirma que, durante la Transición que protagonizó, el ideal republicano quedó en un muy segundo plano y que «si la república se identifica ahora con el independentismo y la autodeterminación, eso asustará a mucha gente».

El historiador Antoni Marimon, profesor de Historia Contemporánea de la UIB, afirma que «hasta 1936» el republicanismo fue fundamental en la política balear y que sólo después de que la II República rompiera con Juan March, el centro derecha se posicionó claramente en contra. Y aún así, recuerda, «las candidaturas del Frente Popular consiguieron un resultado relativamente bueno». La Guerra Civil (1936-1939) y el Franquismo «y las renuncias posteriores de la izquierda» dejaron en un segundo plano a la causa republicana.

«Es difícil saber qué pasará, no veo la república pese a la crisis» y afirma que ahora «cabe hablar de neo-republicanos». Se pregunta si Més y Podemos llegarán hasta el fondo. «Lo que de verdad me preocupa –añade– es que si, de verdad, se alcanza una mayoría para reformar la Constitución, no sea ésta en sentido contrario», dice con la mirada puesta en PSOE, PP, Ciudadanos y Vox. Marimon ve, también, una brecha generacional en el ideal republicano. «Quienes no vivieron el 23-F son más republicanos».

PALMA - ANTONI MARIMON RIUTORT, DOCTOR EN HISTORIA POR LA UIB.
Antoni Marimon.
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El retrato del Rey

Sebastià Serra, historiador y político de la Transición, afirma que, en aquella época, «más que los grandes partidos, fueron los grupos pequeños y los teóricos y librepensadores quienes llevaron el peso republicano». Serra, como Marimon, habla de «neorepublicanismo» pero añade que «no recuerdo documentos de Podemos y Més donde la república sea objetivo inmediato».

BARCELONA - SEBASTIA SERRA PARTICIPA EN EL SIMPOSIO
Sebastià Serra.

David Abril participa en la dirección de las fundaciones de Més, que aportan elementos teóricos a la formación. Dice que es una elemento de debate.

Aunque cargos de Més y Podemos participan en manifestaciones contra la monarquía y a favor de la república, su «lado institucional» hace que el activismo por el cambio de régimen se lidere en otros foros.

«¡Qué va!, dice Eberhard Grosske ante la inminencia de un cambio de régimen. Grosske se hizo muy famoso en 1999 cuando sacó al pasillo el retrato del rey Juan Carlos que tenía en su despacho.

«Si hubiera una consulta, no un referéndum, la situación de cabreo y descontento sería favorable a la república», entiende, Pero otra cosa, añade, es una reforma constitucional. Entiende que la crispación y el caso catalán impiden una respuesta clara.