La madre de unos alumnos que estudian en el colegio con okupas. | Redacción Local

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El colegio público Maria Antònia Salvà de Son Sardina cuenta desde hace más de diez años con unos inquilinos «no deseados» por la dirección del centro y los padres de los alumnos. Se trata de los hijos de la antigua portera del centro que viven allí con una de sus parejas. Ellos ocupan de manera irregular la casa que correspondía a su madre, según los denunciantes

La dirección de la escuela ha activado los mecanismos burocráticos para dejar este espacio libre pero la AMIPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) se ha hartado y ha decidido hacer pública esta problemática. Una madre de la asociación desvela este caso. Posa de espaldas por temor a represalias de los actuales ocupantes de la vivienda.

«Antiguamente existía la figura de la portera del colegio. Vivía aquí, perfecto. Esta persona se jubiló, perdió su condición de personal laboral pero mantuvo su derecho sobre la vivienda. A día de hoy, esta mujer no tiene ninguna relación con la escuela. No sabemos si está en una residencia ni nada de su paradero. Pero su hija, que trabajó como limpiadora en el centro, sigue viviendo aquí con su pareja. Otro hijo también ha vivido de manera esporádica. Poseen llaves del colegio. ¿Qué derechos tienen a ocupar un espacio de una escuela pública? No tiene ni pies ni cabeza», afirma la madre, indignada.

«Nos consta que el colegio lleva muchos años realizando los escritos necesarios al Ajuntament de Palma y el tiempo va pasando. Ha llegado un momento que como padres hemos decidido pasar a la acción y denunciar el caso públicamente. Aún más si cabe por la situación actual de pandemia que estamos viviendo. Hay varios motivos: cualquier persona que realice una actividad en un centro en el que haya menores de edad tiene que presentar un certificado de inexistencia de delitos sexuales. Esta gente no lo ha presentado. Además, la Conselleria de Sanitat impone una serie de medidas por la COVID-19 que esta gente no respeta. Ahora los padres no podremos entrar en el colegio a recoger a nuestros hijos, pero, ¿esta gente tiene derecho a entrar y salir cuando les dé la gana? No nos parece correcto», zanja la mujer.