Tomeu Mestres.

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A Tomeu Mestres, de 61 años, le llaman ‘Tomeu el del jamón’ porque abrió el primer local en la vía Pare Bartomeu Salvà, hoy bautizada como la calle del Jamón debido a que su bar, San Siro, empezó a vender este producto a sus clientes. En sus venas lleva esta zona.

Aquí nació y aquí continúa, y menciona que «aunque hemos tenido momentos de crisis, hemos resistido». Menos a esta crisis: «Lo que ha pasado ahora es inconcebible. Me han hecho cerrar mi negocio sin ni siquiera conocer ni visitar cómo es realmente mi negocio». Como el resto de empresarios afectados, Mestres condena el decreto del Govern que obliga, desde el miércoles, el cierre temporal de todos los establecimientos ubicados en la calle del Jamón y de la Cerveza para evitar el turismo de borrachera. «El 90 % de mi clientela es adulta, local y la mayoría son trabajadores de hoteles a la que damos un servicio. ¿Qué he hecho yo para que me cierren mi negocio?», se pregunta.

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Permisos

Este empresario asegura que, tras el confinamiento, ha realizado sendos cambios para afrontar las medidas de seguridad establecidas, como la compra de mesas altas con taburetes para reducir el aforo. Asimismo, solicitó al Ajuntament utilizar 10 metros de vía pública para reubicar mesas. Ese espacio, sin embargo, es una parada de taxis, «pero desde la central me dieron permiso, por escrito, para utilizar esos metros. Mi sorpresa fue que Cort me denegó la solicitud y ahora obliga a retirar las mesas altas. ¿Quién me pagará estos gastos? Suman más de 5.000 euros», critica.

Mestres considera «injusta» esta decisión ya que «no soy ni el local Bamboleo ni el Bierkönig. Nunca he tenido ese turismo de borrachera», dice.