Rafael Bover, frente al Bamboleo; y la pancarta en la calle del Jamón contra en Govern. | Teresa Ayuga

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Rafel Bover es el gerente de Bamboleo, un local que todavía no había abierto sus puertas por la COVID-19. Ahora no podrá hacerlo por la prohibición de abrir cualquier local en la calle Bartomeu Salvá de la Platja de Palma, más conocida como calle del Jamón, donde se ubica el local. Es de los más antiguos de la zona y Bover recuerda como en los inicios los meses de julio y agosto tenían cerrado, pues la mayoría de sus clientes, alemanes de más de 40 años, viajaban a la Isla de abril a junio y en septiembre y octubre.

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Sin embargo, «en los últimos años la situación cambió y empezó a llegar a la zona otro tipo de público, más joven, cuya preferencia eran otros locales que se habían ido instalando y que ofrecían grandes ofertas», indicó ayer Bover, que el año pasado empleaba a más de un centenar de trabajadores. Como la mayoría de empresarios de la zona censuró la decisión del Govern. Se mostró partidario de acabar con el turismo de borrachera, pero recordó que no es de su competencia traerlos a la Isla ni alojarlos.

Prueba del descontento que existe en la zona con el Govern es la pancarta que se colgó en la calle del Jamón, frente a la cafetería San Siro, que abrió el pasado 6 de julio. «Estamos muy indignados», explicó su propietario, Tomeu Mestre. Los empresarios critican que no se haya apostado por otras vías, como mayor presencia policial y hacer cumplir las normas. «Apenas pasan agentes de Policía en verano», se quejaba ayer Bover.