Imagen de un anuncio del Govern balear.

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Tras medio año encerrados en casa, limitándonos a pasear el perro; después de que la paralización de la economía nos haya recortado los ingresos, y a algunos el empleo; quizás habiendo estado enfermos durante semanas o, peor, habiendo perdido algún familiar o amigo; habiendo seguido las instrucciones del Gobierno a rajatabla, siempre con el miedo y la incertidumbre causada por el virus, el Govern progresista de socialistas, nacionalistas y Podemos inserta un anuncio de pago en la prensa balear que, de alguna manera da paso a la nueva normalidad. El mensaje único de nuestro Govern en los medios de comunicación es el listado de sanciones que está dispuesto a aplicarnos si violamos alguna de las incontables y contradictorias normas que ha anunciado.

Ni Franco hubiera empleado un lenguaje más amenazante: nada de didáctica, ni de explicaciones, ni de persuasión. Nada de guante de seda, sólo el puño de acero. «Oiga, que le multo». Tejero le hubiera añadido un «¡coño!» profundamente español, pero aquí no pega porque todo lo hacemos en catalán, aunque con ingredientes de Las Hurdes. Los mismos a los que se les eriza la piel cuando se criminaliza a alguien de los suyos, blanden las sanciones con estridencia. El anuncio no debería haberse dirigido a los «queridos ciudadanos» sino, para ser coherentes, a los «queridos infractores e infractoras», que es como nos ven.

No pasa nada porque la autoridad no se entere de los botellones, ni por que no haya conseguido aplicar control alguno en los aeropuertos, ni porque siga permitiendo que Magaluf vuelva a ser la selva; lo grave son los ciudadanos de a pie, los infractores de a pie. La chusma. ‘Es cabrum’.

Dicen que el mejor gobernante es el que ordena lo que el súbdito está dispuesto a cumplir, pero aquí eso no importa, mejor le mostramos el garrote. Y sólo el garrote. Ninguna molestia en anunciar un premio a posteriori. Que nosotros mandamos, oigan. Hay que admitirlo, el fundamento del poder en España, desde Franco a hoy, es la Guardia Civil. Son las hostias. El garrote. El escudo de Establiments, un garrote, debería adoptarse para todas las Balears. Es como nos entendemos. El poder funciona así, y ya está bien de hacernos los buenos, que no hay elecciones a la vista. ¿Entendemos por qué España con Kazajstán fuimos los únicos países del mundo en los que dos o tres generales daban las ruedas de prensa explicando cómo se combatía al virus? Es una cuestión testicular, como toca. En Bruselas no daban crédito. Menos mal que en Balears, usando el catalán, las vergüenzas quedan entre nosotros.

Curiosamente, cualquier mindundi que se deje la mascarilla en casa habrá de pagar 100 euros de multa, pero no leo por ningún lado qué sanción tienen los que diseñaron los protocolos médicos con los que debíamos esperar al virus y que no sirvieron para nada, o los que decidieron que podían seguir entrando viajeros procedentes de China e Italia, o los que acudieron a ruedas de prensa con la consellera Gómez para decir disparates. Hombre, la autoridad también deber dar la cara en algún momento, no sólo los ciudadanos de a pie. Aunque sea sin sanciones, que para algo mandan.

Vean qué rapidez en sancionar al populacho, cuando para aplicar multas al urbanismo ilegal hay que hacer una ley que determine la infracción, otra que regule el régimen sancionador, después aprobar un reglamento, crear una agencia específica, para al final nunca sancionar a nadie. Vean qué velocidad en comunicar los ‘palos’ que nos esperan si vamos sin mascarilla, pero ni una palabra de que las aerolíneas no devuelvan el dinero a miles de familias que habían comprado vuelos que jamás se llegaron a realizar.

Si lo que dicen es verdad, Francina puede estar segura de que va a contar con el aplauso de Vox, porque a estos les va la marcha. En el fondo Govern y Vox se pueden hermanar. Claro que estos hubieran preferido que en lugar del fondo rojo de los anuncios, se empleara el caqui. ¡Ay, qué idea para redondear el mensaje! Caqui y de camuflaje.