Los horarios más restrictivos también abundan en Jaime III. | Pilar Pellicer

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Un paseo por Jaime III entre semana a media mañana muestra un panorama diferente para lo que venía siendo habitual un julio cualquiera. Pero he aquí que el coronavirus ha bajado la persiana numerosos comercios, mientras sus aceras están menos transitadas de costumbre. En solo cuatro meses desde la declaración del estado de alarma, el cartel de ‘Se Alquila’ se ha diseminado por un buen puñado de comercios que precisamente estaban esperando a la temporada turística para empezar a hacer caja.

Antigüedades, tiendas de ropa, zapaterías, bisutería... El jueves a media mañana había quince comercios cerrados solo en Jaime III. Algunos, ya con el definitivo cartel de la inmobiliaria y su interior totalmente vacío. Otros, como Pretty Ballerinas, aún con el género dentro y preparado para una próxima reapertura.

Entre los carteles que llamaban la atención, aquellos que proponían un nuevo horario que hace encajes de bolillos con los ERTEs de sus empleados. Es el caso de Charol: «Horario especial. De 11.00 a 14.15 horas y de 16.40 a 20.00 horas».

Panorama

En otros casos se aprovecha la existencia de otra tienda en Palma de la misma firma para desviar a los compradores. Un ejemplo es Desigual, que envía a sus clientes a Sant Miquel. Conocidas cafeterías cuyo alquiler, cuentan, ronda los 25.000 euros mensuales siguen cerradas pese a sus posibilidades de ampliar terraza. Tiendas de sandalias hawaianas que ahora deberían estar a pleno rendimiento ahora tienen las luces apagadas.

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Los carteles de cierre se han propagado por Jaime III en las últimas semanas.

En Es Born la situación no es tan dramática pero también han aparecido carteles de ‘Se Alquila’. Un empleado de un local de esta calle, la Milla de Oro comercial de Palma, cuenta que «nos han dado facilidades de pago pero aquí no hay nada de rebaja».

Y en la calle Unió llama la atención el cierre de Adolfo Domínguez, que incluso ha arrancado su denominación de la cartelería exterior. La tienda Honolulu, que acaba de implantarse después de la marcha de la conocida diseñadora Mar Sobrón, es otra de las nuevas deserciones de esta calle. En Sant Miquel, mientras tanto apenas se ha notado un baile de locales. Entre los caídos hay cabinas de uñas de gel o de venta de móviles.

Monopoly

Mientras tanto, en la calle de los Olmos han cerrado las consabidas heladerías que se multiplicaron con la llegada de los cruceristas y que este año apenas han hecho acto de presencia. La población local no es capaz de consumir todo el helado que hasta ahora se servía en las principales arterias comerciales de Palma.

En este monopoly comercial que es Ciutat, cuatro meses de coronavirus han afectado seriamente al tejido comercial de primera línea. La Milla de Oro y aledaños han sucumbido pero, como dicen los expertos inmobiliarios, este fenómeno se ha reproducido también en el Eixample y barriadas.