Joan Carles López, el miércoles, durante su conferencia. Foto: T. AYUGA

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Detrás de un cúmulo de webs, blogs y diversas investigaciones sobre los efectos de la contaminación electromagnética aparece Joan Carles López ( Reus, 1965), experto en geobiología, radiaciones del hábitat y descontaminación electromagnética. A través de sus famosas conferencias pone en jaque las consecuencias que tiene la red 5G para nuestra salud. En Mallorca cerró ayer en el Teatre Municipal de Capdepera su ciclo de charlas, organizado por ‘Stop 5 G Baleares’.

Usted habla de aquello que no cuentan de la tecnología 5G. ¿Qué nos esconden?

—Sí. El objetivo de estas conferencias es concienciar a la gente sobre esta tecnología a la que denomino invasiva y cuál sería la alternativa, como por ejemplo la fibra óptica por ser un producto inocuo para la salud. Las empresas no optan por el cableado por un tema de mantenimiento. Ven en el tipo de red inalámbrica –la del 5G– un negocio económico, puesto que la conexión por cable supone una inversión más elevada. Tampoco se habla de todos los organismos públicos conectados al wifi las 24 horas del día, todos los días. Es un gasto energético que estamos pagando los ciudadanos y que provoca radiación.

¿A cuánta radiación hemos estado expuestos durante el confinamiento?

—Es otro tema que nos ha preocupado mucho, que la gente, y sobre todo los niños, han estado diariamente conectados a las nuevas tecnologías inalámbricas. Hay más radiación dentro de casa que fuera debido al uso constante de los dispositivos y que llevamos pegados a nuestro cuerpo. Podría decir que durante el confinamiento hemos estado hasta cinco veces más expuestos que de lo normal con todo el uso de las comunicaciones.

¿Qué provoca el 5G en la salud?

— Agresividad, dolor de cabeza y migraña, apatía y sobre todo insomnio. Un ejemplo sobre esto último es la típica situación de una persona que se desvela a las dos y media de la madrugada y no puede volver a dormir; o que madruga sin haber descansado bien. Por todo ello, y otras consecuencias, declaramos el 5G peligroso para el ser humano y para el medio ambiente. Muchos especialistas señalan que, a partir de esta nueva tecnología, pasaremos de tener tres dispositivos inalámbricos (wifi, repetidor y el router) a 30, desde alcachofas de la ducha con sensor para detectar la temperatura hasta coches con 16 antenas incorporadas. Y en este sentido decimos que con esta nueva tecnología aumentaría hasta 30 veces las radiaciones.

¿Qué alternativas tenemos para evitar los problemas que provoca este tipo de tecnología?

— En cuanto a teléfonos móviles, una alternativa sería el uso de manos libres. Un día pregunté a un joven que por qué hablaba a través de auriculares y respondió que no sabía el motivo real, pero que de así tenía menos dolores de cabeza. Otra alternativa sería dejar los dispositivos fuera de la habitación para no estar tan expuestos. Los expertos recomiendan dormir ocho horas sin que haya perturbaciones porque, si no, nos puede pasar factura a la larga. Insisto en que la solución podría conseguir con la implantación de la fibra óptica plática.

Muchos países apuestan por la red 5G. ¿Qué interés puede haber detrás de esto?

—Hay un interés muy grande y muy fuerte detrás de esta tecnología. La obsolescencia programada, que determina el fin de la vida útil de un producto, obliga a la gente a consumir un producto cada dos o tres años porque la tecnología va cambiando. Y nos hacen creen que las conexiones en 5G serán más rápidas que la fibra óptica. Pero es mentira. Nos venden tecnología que no necesitamos.

Ha habido contenidos que relacionaban el coronavirus como una creación del 5G.

—Son bulos creados por lobbies para hundir a los que estamos en contra de esto. Las únicas evidencias son las contrastadas por científicos en investigaciones. El último, un informe publicado en mayo, muestra que las ondas milimétricas de 60 gigahercios tienen efectos directos en nuestro cuerpo. También se relaciona las tecnologías inalámbricas con la debilitación del sistema inmunológico. Un dato curioso es que cada vez vemos más turismo que quiere desconectar de estas conexiones durante su estancia en los hoteles. Son conscientes de que estas redes son invasivas.