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Toma de temperatura, turnos para el patio y más profesores. Estas son algunas de las medidas que prevé el borrador de las instrucciones para el curso escolar 2020-21 que ha presentado este martes el conseller d'Educació, Martí March.

Aunque se intenta que sea lo más normal posible, el próximo curso escolar estará marcado por una serie de medidas excepcionales que pretenden evitar la propagación de la COVID-19.

En concreto, los alumnos tendrán que tomarse la temperatura cada día antes de ir al centro y si tienen más de 37,5º deberán quedarse en casa. Los centros tendrán una sala de aislamiento por si fuera necesario. También está previsto el cierre de colegios concretos o aulas en el caso de que hubiese rebrotes.

A partir de cuarto de primaria será obligatorio el uso de la mascarilla y los centros tendrán para los que no puedan adquirirlas. En el caso de los profesores no será obligatorio su utilización.

La movilidad también estará limitada en los colegios, las entradas y salidas se harán de forma escalonada, al igual que las salidas al patio. Estas limitaciones serán más importantes hasta cuarto de primaria, cuando se crearán las aulas burbujas, es decir, los alumnos estarán en clase de forma permanente, sin interacción con otras áreas; el profesorado será el mismo, salvo los especialistas,etc.

Respecto al número de alumnos por aula, no ha desvelado una cifra exacta. En este sentido, ha recordado que la intención de su departamento siempre ha sido reducir la ratio a 20 y ha puntualizado que en relación al coronavirus dependerá del tamaño del aula para poder guardar las medidas de seguridad. Ha reiterado que se tendrá que estudiar cada caso para encontrar la mejor solución.

No se descarta que pueda haber aulas prefabricadas. De hecho, ya ha habido peticiones. Tampoco se descarta habilitar espacios fuera del centro, tales como las bibliotecas municipales, polideportivos... si fuera necesario.

En relación a la posibilidad de que los centros puedan hacer turnos de mañana y tarde, el conseller ha respondido que será en circunstancias muy concretas y tendrá que pasar por el Consell Escolar. En el caso de Bachillerato ha puntualizado que se podría hacer cuatro días presenciales y uno con formación telemática.

En el transporte escolar también será necesario llevar mascarilla y se recomienda que siempre se utilice el mismo asiento. Respecto al comedor, se harán turnos si es necesario para poder mantener las distancias de seguridad.

El conseller ha asegurado que el elemento clave es dar el derecho al alumno a tener una educación de calidad, pero con la máxima seguridad porque la COVID-19 sigue presente. «No habrá recortes», ha reiterado.

«Incremento importante de docentes»

En relación al «incremento importante de docentes» en el curso 2020-21, March no ha querido desvelar las previsiones que tiene por las reacciones que pueda suscitar; ha señalado que en función del plan de cada centro verán las necesidades que surgen. El curso pasado hubo más de 12.000 docentes.

También habrá material de protección sanitaria y limpieza y programas de refuerzo educativo, que afectarán a la pública y a la concertada. Estas medidas se financiarán con el fondo COVID que destinará 2.000 millones de euros extraordinarios a Educación en toda España.

A finales de julio o principios de agosto cada centro tendrá que tener su propio plan sobre la COVID-19 con la finalidad de «dar seguridad a todos», que será supervisado por la inspección educativa. El conseller ha recordado que se barajan tres escenarios (presencial, mixto o confinamiento) en función de la evolución de la pandemia.

«Normalidad absoluta, presencialidad máxima y seguridad máxima»

El curso empezará el 10 de septiembre. «Normalidad absoluta, presencialidad máxima y seguridad máxima», ha manifestado el conseller. En este punto, ha recordado la importancia dela presencialidad en las primeras etapas, pero se podrá combinar con la formación telemática para lo que se prevé un plan de digitalización, que tendrá una inversión de más de tres millones de euroe en tres cursos.

El plan se presentará este mediodía a los sindicatos y el borrador -que tiene once anexos- ya se ha enviado a todos los centros educativos y a la comunidad educativa; la intención es aprobarlo este jueves para que los centros puedan trabajar con más «confianza» para que el próximo curso comience con la máxima normalidad. Se prevé que el sábado salga publicado en el BOIB.

El conseller ha reiterado su agradecimiento al trabajo realizado por los profesores y ha justificado que han hecho lo que han podido en función a las circunstancias. Ha recordado que en julio todos los profesores tienen que estar a disposición de los centros para lo que sea necesario.

En relación a las críticas de los sindicatos, el conseller se ha limitado a decir que las respeta aunque no esté de acuerdo con ellos. Los representantes de los trabajadores lo acusan de falta de consenso. En este punto, el conseller ha justificado que esto ocurrió únicamente en la fase 3, pero ha asegurado que no se rompió ningún derecho de los trabajadores.

El conseller ha pedido a la comunidad educativa que no se hable sólo del número de docentes para el próximo curso, ya que también habrá otras necesidades (se prevé que el número de becas de comedor sea el doble), el dinero para limpieza, etc.

De cara el próximo curso se prevé que haya un incremento de alumnos, al tiempo que ha avanzado que la presión se está trasladando a Secundaria.