A la mallorquina Raquel López la despidieron de un hotel de Mallorca dos días antes de emprender el vuelo a Medellín, el pasado 10 de febrero. Su marido lleva años trabajando en el aeropuerto Son Sant Joan, «y estar aquí me impide trabajar», lamenta.

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«Llevamos meses esperando una solución. Nadie nos ayuda, ni el consulado español». Álvaro Javier Acosta, su mujer mallorquina Raquel López y los tres hijos de ambos, todos menores de edad, viajaron al país sudamericano el pasado 10 de febrero para visitar a la familia de este colombiano, residente en las Islas desde hace once años. La vuelta estaba prevista para el 16 de marzo, pero unos días antes le llamaron para anunciarle la cancelación de los vuelos debido a la crisis sanitaria por el coronavirus, que paralizó por aquel entonces el mundo entero.

La familia lleva aislada en Medellín desde hace tres meses, y todavía no sabe cuándo pondrá regresar a Mallorca. Álvaro Javier asegura, a través del teléfono, que la familia de su mujer está «muy preocupada». Además, estos padres temen que el colegio al que acuden sus hijos «no nos guarden la plaza para el año que viene».

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Cancelaciones

«Fui al consulado español en Medellín y ni si quiera me dejaron subir. Luego llamé y su respuesta fue que no podían ayudarnos. Avisamos también a la aerolínea con la que regresábamos y nos dijeron que, por la situación de la COVID-19, nos tocaba esperara». A Álvaro Javier le han aplazado los billetes de vuelta hasta en tres ocasiones. «Nos cambiaron el vuelo al día 5 de mayo. Sin embargo, cuando faltaban 20 días, recibí un mensaje en el que me volvían a posponer ese vuelo a día 2 de julio. El sábado pasado, sin embargo, volvieron a decirme que no había vuelos disponibles y que tenían que cancelar otra vez el billete. Ahora nos dicen que no habría plazas hasta septiembre u octubre».

Mientras siguen esperando una respuesta real para regresar a la Isla, hasta ahora la única solución que le habían dado era volar en un viaje humanitario pero con una serie de gastos. «Nos plantearon que fuéramos por nuestra cuenta a Bogotá. Allí nos asignarían un vuelo hasta Madrid, y una vez en la capital nos reubicarían en otro hasta Palma. No era nada seguro, y encima tendríamos que pagar nosotros el desplazamiento a Bogotá. No tenemos dinero y tampoco veo justo que tengamos que pagar de nuevo un billete», lamenta este padre. La familia asegura que «todos se limpian las manos, desde Viajes El Corte Inglés, las aerolíneas hasta el consulado. Nos urge volver a España, sobre todo por los niños».