José María Molina, muestra el Sefer Torá, donado por la comunidad judía de Londres. | Pilar Pellicer

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Cuarenta años vagando por el desierto hasta llegar a Israel, la tierra prometida, dieron como resultado la religión judía. La religión de un pueblo. Según el rabino Hillel, ser miembro de la comunidad judía puede resumirse así: ‘No hagas a los demás, lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Todo lo demás es literatura’.

Con más de tres mil años de historia, el pueblo judío está repartido por todo el globo. Israel, EEUU, Argentina, Francia y Canadá son los países donde residen las mayores comunidades de judíos. En Mallorca, el jefe de la Policía Local de Andratx, José María Molina, se convirtió hace ya una década al judaísmo. Ahora él es el presidente de la Comunidad Judía de Baleares.

¿Qué supone ser judío en el siglo XXI?

—Una manera de ser, de ver el mundo, de entenderse. Todo esto, claro, ligado a la religión.

¿Y ser judío ultra ortodoxo?

—Un judío que cumple a raja tabla las leyes judías.

¿Cuál es su nombre en hebreo?

—Arieh Girondí. Uno tiene la oportunidad de escoger su propio nombre cuando se convierte al judaísmo. El nombre te identifica, te hace. Tú eres tu nombre.

¿Ha tenido alguna crisis de fe en algún momento?

—No, nunca. Nuestra relación con Dios es muy particular.

Circula el dato de que en Balears la comunidad judía ronda en el millar ¿es correcto?

—No creo. Es una cifra muy alta, a pesar de que es el dato que circula. Actualmente no existen registros sobre el censo de población judía en Baleares.

Los cristianos deben cumplir diez mandamientos, los judíos más de 613 preceptos...

—(Risas) Sí, algunos más difíciles que otros. Aunque existen determinadas leyes que son imposibles de cumplir. Como las que están ligadas al funcionamiento del templo de Jerusalén que dejó de existir hace 2.000 años.

Son muchas las leyes que pueden llamar la atención. Desde los 30 días de luto a aquellas que exigen un recato extremadamente estricto. ¿Sigue usted al pie de la letra estas leyes?

—Uno cumple hasta donde quiere o puede. A nivel personal debo decir que estas normas suponen un estilo de vida. El cumplimiento de todas las leyes no es una obligación extrema, sino un deber con uno mismo, con su propio compromiso.

¿Ha visto la serie ‘Unorthodox’, sobre la vida de los judíos ultraortodoxos de Nueva York?

—Sí.

¿Qué opinión le merece?

—La serie muestra las tradiciones con las que convive esta comunidad judía ultra ortodoxa de un barrio determinado, por lo que solo muestra una parte de la realidad judía.

El Shabat es un de las fiestas más importantes para los judíos ¿ Usted lo celebra cada semana?

—Sí, o por lo menos lo intento. El Shabat debe ser celebrado con la abstención de cualquier tipo de trabajo. Tampoco está permitido ver la televisión, escuchar la radio, cocinar, usar el móvil, la electricidad...

¿Trabaja los sábados?

—Por norma general no. Pero eso no quiere decir que en caso de emergencia no vaya. Todo depende de las circunstancias. A diferencia de los cristianos, que tienen un confesor, los judíos no deben rendirle cuentas a nadie. Solo a Dios y a uno mismo.

A principios de abril fue el Pésaj  (Pascua judía). Dada la crisis sanitaria ¿pudo celebrarse?

—No. Y es la primera vez, desde hace cientos de años que no se ha podido celebrar en todo el mundo. Hice un intento de celebrar el Pésaj vía online, pero no fue posible. Al igual que en el Shabat, no se puede utilizar Internet. Sin embargo, sí pudimos repartir a domicilio el matzo (pan judío) a las más de 50 personas que lo habían encargado.

Además de trabajar como Policía, es el presidente de la Comunidad Judía de Baleares ¿Qué supone ostentar el cargo?

—Mucho trabajo. La comunidad tiene una parte administrativa y organizativa que debe hacer alguien. Nos tenemos que preocupar de que la congregación funcione, que esté bien representada y de la organización de los actos religiosos. Si se produce alguna situación injusta u ofensiva, debemos reclamarla.

¿Qué me puede contar de los Sefer Torá que están en la sinagoga?

—En ellos está toda la ley judía. Cada semana se lee un Parasha (versículo) y a lo largo del año se lleva a cabo un ciclo de lectura. Ahora tenemos en nuestra sinagoga un Safer Torá con el que nos obsequió la comunidad de Londres.

¿Se necesita de algún ritual para elaborar un Sefer?

—Sí, por supuesto. Realizarlo conlleva un proceso. Son rollos de pergamino, están escritos a mano y no puede haber ningún tipo de fallo. Cuando están muy deteriorados se entierran.