Daiana Orona, representante de parques de bolas en Mallorca, pide a las instituciones que aclaren cuándo podrán abrir sus negocios.

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A Daiana le ha suspendido todos los cumpleaños que tenía programados para los próximos meses. Incluso, empezaron a anularse antes de que se decretase el estado de alarma por la pandemia del coronavirus en España.

Es la dueña de un parque de bolas en Palma y todavía no sabe cuando podrá volver a abrir las puertas de su negocio. «Teníamos todo el mes de marzo anulado, nuestro sector está siendo uno de los más afectados por la situación», explica Daiana Orona, representante de los parques infantiles de Mallorca.

Una complicada situación a la que, además de hacer frente a dos meses con la persiana cerrada, se le suma el temor de los padres por considerarse un foco de contagio. «Muchos de nuestros clientes no han podido celebrar el evento y, muchos otros que aún no lo han celebrado, dicen que ya no quieren hacerlo por miedo, esta situación nos está llevando a un punto trágico», afirma Orona.

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Un negocio que vive con incertidumbre la desescalada y que afrontan un futuro de cada vez más negro. «No nos vemos reflejados en ninguno de los sectores, de nosotros no habla nadie. No sabemos en qué fase se nos sitúa. No es lo mismo un restaurante que un cumpleaños en el que hay 15 o 20 niños y es muy difícil mantener la distancia de seguridad», asegura la empresaria.

Un nuevo escenario con el que muchos de ellos se plantean abandonar y no volver a abrir. «Los impuestos, deudas y sobre todo alquileres muy elevados nos están consumiendo poco a poco», asegura.

Por otra parte, el colectivo pide que se les aclare en qué fase se sitúa el sector para poder valorar la situación. En caso de poder abrir, piden a las instituciones información sobre las medidas de higiene y seguridad que tendrían que establecer en los locales para hacer una balance del coste.