En 'Francisco Peluqueros' ya preparan el negocio con las medidas de higiene. | M. À. Cañellas

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Con cita previa y el uso obligatorio de guantes y mascarillas. Así afrontará el propietario de 'Francisco Peluqueros', Alberto Segura, su intención o previsión de apertura a partir del día 5 de mayo a expensas de lo que marque el gobierno, después de 51 días sin ver la luz al final del túnel. Como él, muchos otros empresarios empiezan la semana que viene a reanudar sus negocios de acuerdo al plan de desescalada que anunció anteayer el presidente Pedro Sánchez.

Alberto Segura trabajaba este miércoles para poner a punto su establecimiento, donde reinaba la calma. El propietario aseguró que su teléfono estará disponible a partir del lunes para que todos los clientes puedan empezar a pedir su cita previa. Y al día siguiente, a trabajar. «Lo que sí pedimos es que los clientes tengan paciencia. Entendemos que el aforo será limitado para mantener las medidas de seguridad», destacó Segura a Ultima Hora.

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Medidas
La plantilla de este salón, compuesta por ocho estilistas y cuatro esteticistas, vuelve a su rutina con el uso obligatorio de unas pantallas de protección facial durante toda la jornada. El reparto será el siguiente: un cliente por un peluquero. «No podremos tener a la gente en el sofá esperando su turno como solía pasar antes», reconoció Segura, mientras abre las primeras cajas con todo el nuevo material higiénico.

De las primeras cosas que saca de esas voluminosas cajas, destacan los peinadores, que se usan para cubrir al cliente, y las toallas. A partir de ahora serán de plástico y desechables. Otra de las medidas será la limpieza diaria de los sillones y los tocadores «antes y después de peinar o cortar el pelo al cliente». También se incorporarán mamparas de plástico para separar los lavacabezas. Una vez el usuario entre por la puerta, lo primero que se le proporcionará será gel desinfectante y guantes. «El cliente debe acudir con mascarilla. Si no tiene, se le ofrecerá una», sostiene Alberto. Por otra parte, recomendará el uso de la tarjeta en vez de pagar en efectivo.

Este propietario asume una primera inversión que ronda los 2.500 euros para llevar a rajatabla las medidas de higiene. «Solo las mamparas ya cuestan alrededor de 1.500 euros», puntúa. Como el material es desechable, prevé que renovará un pedido cada semana: «Es pronto para saber el coste que supondrá todo este nuevo escenario».