Colas en els Caputxins de Palma, que ofrece lotes de alimentos a colectivos vulnerables. | Amalia Estabén

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El 24 de marzo, una semana después de que se ordenara el confinamiento, el Consell de Mallorca puso en marcha el 900 100 444, un teléfono para atender llamadas de emergencia social. En este mes, el equipo formado por diez psicólogos, trabajadores y educadores sociales que se hace cargo del servicio ha procesado 2.180 llamadas. «El motivo es diverso, pero sobre todo se nos pregunta sobre cómo conseguir alimentos, por asuntos relacionados con la vivienda y por cuestiones de tipo laboral», comenta Ana Vergara, educadora social y empleada del IMAS.

«En estas últimas semanas nos han llamado muchos trabjadores exponiendo que les habían aplicado un ERTE y querían saber qué podían hacer. También han sido abundandes las llamadas relacionadas con la falta de alimentos, gente que se ha quedado sin ingresos y quiere saber cómo pueden conseguir comida», señala Vergara. ¿Y cuál es su respuesta? «Depende de la cuestión que se nos plantee, pero siempre que esté en nuestra mano ponemos en marcha la red asistencial para auxiliar a esta persona. Por ejemplo, si alguien se ha quedado sin comida lo derivamos a Mallorca Sense Fam o Cáritas o mediamos con estas entidades para que se pasen por su casa a dejarle comida. Si es por una cuestión laboral que no podemos resolver le instamos a dirigirse a la Conselleria de Treball... Depende de lo que se nos plantee», insiste.

«Hace poco nos llamó una persona que había perdido a un familiar en la Península. El difunto cuidaba a otra persona con discapacidad. Entonces contactamos con los servicios sociales de esta comunidad autónoma para que se hicieran cargo del discapacitado», ilustra Vergara. También han atendido a personas de otras comunidades, como un cartagenero sin recursos, casi sin saldo en el móvil y dos hijos pequeños que pedía ayuda. Contactamos con los servicios sociales de Murcia para que se hicieran cargo y sabemos que se ha asistido a esta familia» añade. Más recientemente, explica Vergara, les llamó un ciudadano estadounidense que había dejado España hace veinte años y que buscaba contactar con sus familiares.

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Juanma Vidal es otro trabajador del IMAS. «Sí que hay gente que nos llama angustiada por el estado de alarma, porque ha muerto un familiar y no puede despedirse de él o porque tienen a un familiar en una residencia y sufren. Procuramos escucharles y tratar de entenderlos y tranquilizarlos. Si no basta, les instamos a llamar a otro teléfono del Govern específico para cuestiones psicológicas», explica.

Ayuda

También han sido abundantes las llamadas de personas que solo querían ofrecer su ayuda. «Ha sido otra constante. Gente que se ofrecía para ir a hacer la compra a personas que no podían salir de casa, para repartir comida... Esta es la parte más positiva de todo», señala Vidal.

Vergara indica que hacen seguimiento de las llamadas. «Luego comprobamos que se ha llevado comida a quien la pedía o que se le ha facilitado un piso. Llegamos a implicarnos incluso personalmente», afirma Vergara.