Entidades juveniles como la OJE los clubes de esplai o Escoltes de Mallorca se han convertido en una herramienta de cohesión entre usuarios de 5 a 17 años.

TW
1

Lluís Gómez lleva en su ADN los movimientos asociativos juveniles. Sus padres se conocieron y enamoraron cuando eran participantes de la Organización Juvenil Española (0JE), luego se convirtieron en directores de los centros que había en Mallorca, y cuando tuvieron un hijo, como es natural, lo inscribieron. Él no ha podido o no ha querido escapar del legado familiar. Ha sido usuario, monitor y ahora, con 25 años y graduado en Derecho por la UIB, ha pasado a dirigir uno de los dos ‘hogares’, así es como llaman los usuarios a los locales que dirige esta entidad juvenil, porque lo consideran un entorno del que hacer su casa, y como reza su lema, ‘casa de todos, cosa de todos’. «Lo primero que dejamos claro a los padres novatos que apuntan a sus hijos sin saber muy bien qué es la OJE, es que no somos una ludoteca donde dejar a los críos un par de horas. Nosotros ofrecemos una formación en valores, apostamos por el medio ambiente, fomentamos las salidas al aire libre y mantenemos un feedback constante con los chavales y los progenitores. No nos limitamos a ofrecerles un rato de ocio los viernes de 18.30 a 20 horas, somos mucho más que eso», aclara Lluís Gómez.

Menos conocidas socialmente de lo que se debería, entidades juveniles como el Moviment Escolta i Guiatge de Mallorca, la citada Organización Juvenil Española o los clubes de esplai – cuyas actividades están suspendidas ahora por el confinamiento decretado por el coronavirus – consiguen reunir cada fin de semana a más de 4.000 chavales de la Isla entre los cinco y los 18 años. Todas con años de historia y, por lo tanto, de experiencia.

La OJE, por ejemplo, dio sus primeros pasos en 1960, como una evolución natural del antiguo Frente de Juventudes. En la década de los 70 llegó a contar con casi 300.000 afiliados, aunque hoy en día se conforma con unos 25.000 repartidos por todo el país; Mallorca cuenta con una treintena de participantes menores de edad, pero estudian abrir un nuevo ‘hogar’ ante el aumento de solicitudes.

La Fundación Pere Tarrés, por su parte, de origen catalán, acumula 60 años de experiencia en la educación no formal, aunque su presencia en la Isla se inició más tarde, en 2016, para revitalizar la acción educativa de los 18 grupos de esplai de Mallorca, federados a los Grups d’Esplai de Mallorca (GDEM) de la Fundació Esplai les Illes. Mientras que el Moviment Escolta i Guiatge de Mallorca se fundó en 1956, y del que ya forman parte a día de hoy unos mil niños y jóvenes y más de 200 adultos, repartidos en catorce agrupaciones.

Solidaridad, compañerismo, voluntariado, valores humanos, defensa del medioambiente y pensamiento crítico son parte del ADN del asociacionismo juvenil. Y no hay que olvidar que el precio de inscripción para todo el curso, más simbólico que otra cosa, sirve para comprar material y para sufragar la cuota de usuarios con menor poder adquisitivo. «Aquí todos somos iguales. Ninguno se queda sin participar porque no tengan dinero para la excursión o para el uniforme», aclara Gerard March, coordinador de las diferentes agrupaciones del Moviment Escolta i Guiatge de Mallorca. El objetivo de sus responsables, la mayor parte voluntarios, pasa por luchar contra el sedentarismo galopante que contagia a los más jóvenes y aparcar, al menos por unas horas, las redes sociales y los videojuegos.

Estas entidades se han convertido en una herramienta educativa añadida a la formación en las aulas y a la educación de los padres y, además, en un elemento de cohesión entre jóvenes de todas las edades y de estratos sociales diferentes. ¿Quién dijo que un niño de 5 años no tiene nada que ver con un adolescente rozando la mayoría de edad? Se equivocaban.

Respeto por los demás

«Me siento orgullosa cuando alguien me dice que ha conocido a una persona y sin preguntárselo sabe que ha sido integrante de los clubes de esplai –señala orgullosa Laura Velilla, responsable de 432 monitores y 2.400 usuarios englobados en los 18 clubes que hay dispersos por Mallorca–. Tratamos de que se vuelvan personas autónomas, responsables y que ellos mismos se marquen rutinas, por ejemplo para no aburrirse. En nuestros campamentos de verano, por ejemplo, se deja el móvil en una cesta al entrar
y se recoge una semana después, cuando vuelven a casa. Nosotros les
ayudamos a encontrar la manera de entretenerse: pelotas, cartas, deporte al aire libre, cuerdas, juegos... hay tantas opciones como horas de tiempo libre», enumera la coordinadora de esta entidad que, curiosamente, aunque no fue usuaria de joven, se unió como monitora después, algo poco habitual en los clubes de esplai, donde los monitores siempre son exparticipantes, y estudiantes de Magisterio, Pedagogía o Psicología.

«Nosotros no somos el colegio, no les ayudamos a hacer deberes, pero sí tratamos de fomentar el pensamiento crítico y la curiosidad por las cosas. Y siempre que tenemos
un chaval con algún problema de comportamiento nos volcamos en él y trabajamos con sus padres para enderezarlo. Intentamos no dejarlo atrás, la expulsión es el último paso», afirma Laura Velilla.

Activos y productivos

Si saben de qué hablo cuando menciono a ferrerets, llops y daines, ràngers y esplet, pioners y caravel·les y ruta es que han participado en el movimiento Escoltes de Mallorca.
Para los que no, se trata de los grupos en los que se dividen por edades los usuarios de esta entidad, que tiene como objetivo «educar a los niños para transformar la sociedad», señala Gerard March, coordinador de las diferentes agrupaciones del Moviment Escolta i Guiatge de Mallorca. En este sentido, recuerda que «utilizan el tiempo libre como herramienta para formar a niños activos y productivos, capaces de realizar en el futuro acciones dirigidas a mejorar la vida de la gente», finaliza.

Las entidades juveniles de Mallorca mueven cada fin de semana a 4.000 chavales entre 5 y 17 años de la Isla

Escoltes de Mallorca. Diferentes actividades organizadas por el Moviment Escolta i Guiatge de Mallorca.

Clubes de esplai. La Fundación Pere Tarrés coordina las actividades y las colonias que organizan los clubes de esplai en la Isla.

Medioambiente. Las salidas al aire libre son un puntal de este tipo de asociaciones.