Sanitarios del PAC de S’Escorxador con sus mascarillas. | Redacción Local

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Comprar comida se ha convertido, para muchas familias, en todo un lujo. La crisis actual que está provocando la COVID-19 deja a ciudadanos sin trabajo, sin sueldo y sin recursos para adquirir algo tan básico como son los alimentos. Es una situación que la palpa, día a día, la Asociación de Vecinos de Bons Aires-Arxiduc (AVASO) que se dedica, desde 2007, a repartir productos alimenticios cada martes y miércoles. Sin embargo, desde que se decretó el confinamiento, las solicitudes se han incrementado. «Si antes repartíamos comida a 100 personas por semana, ahora llegamos a las 250 familias». Y el problema está en el titular: «Nuestro almacén se está vaciando».

El presidente de la asociación, Miguel Ángel Colom, llama a la solidaridad de los comercios y ciudadanos a contribuir con la entidad para cubrir las necesidades de todas las familias que no pueden llenar sus neveras. Utilizan las redes sociales para que el mensaje circule. De momento sobreviven con un programa europeo, con el que percibieron en su día 75 toneladas de alimentos, y con la voluntad de cuatro entidades que donaron una media de 30 toneladas.

Distribución

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Los cuatro voluntarios que distribuyen, físicamente, las cestas de comida pasan antes un control de temperatura. «Es una medida de prevención», explica Colom. Si todo va bien, cargan con las bolsas y las reparten a los beneficiarios: familias que no pueden desplazarse, sanitarios, trabajadores de supermercados, camareros, cuerpos de seguridad y un largo etcétera. El resto de familias o colectivos se acercan a AVASO entre las 10.00 horas y las 18.00 horas a recoger su cesta. El volumen de trabajo les ha aumentado, «pero no nos llegan recursos». En un escenario normalizado, Colom percibiría cuatro palés con productos cada semana. «Ahora recibimos o tres cajas o nada. Y cada vez más personas solicitan nuestra ayuda».

Esta imagen se ha mantenido desde el comienzo del confinamiento. «Últimamente solicita gente que, de golpe, se ha queda sin trabajo, que ya se les ha acabado el paro o que iban a empezar a trabajar y ya no les queda dinero», sostiene el presidente de AVASO también reparte mascarillas a los profesionales que se mantienen al ‘pie del cañón’.

Hasta la fecha, han destinado 2.500 unidades gracias a seis voluntarios y a la fundación HADA, que les facilita el material. El incremento de trabajo se les ha triplicado en solo 33 días. Y aun así, su condición solidaria se mantiene intacta. Son los otros héroes sin capa. Mientras tanto, continúan instando a comerciales, ciudadanos, cooperativas y entidades a que les ayuden.