Alfonso Enseñat de Villalonga ha hecho de la Historia su vida. | J.G.M.

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Uno de los más relevantes historiadores españoles es el barcelonés –aunque él se siente balear, su familia es mallorquina y de rancio abolengo– Alfonso Enseñat de Villalonga que acaba de publicar el libro ‘Cristóbal Colón, noble genovés y grande de España’ (Editorial Marciael Pons, 2019) en el que demuestra que el descubridor de América fue genovés y de ascendencia escocesa y también que transitó por Mallorca. En la década de los 70 comenzó a interesarse por las epidemias, inundaciones y otras inclemencias. Doctor ingeniero Industrial, fue (cuando no estaba de moda) el primero en aplicar criterios ecológicos a los procesos industriales en España.

¿Cómo ve esta tragedia del coronavirus?

—Pues esperando que pase y que toda la sociedad trabaje a la par para que pronto estos terribles días sean un recuerdo.

Esto nos ha pillado de sorpresa, era inesperado, pero las epidemias son tan viejas como el hombre…

—En el pasado ha habido varios ciclos epidémicos importantes, cada uno de ellos de varios años de duración y que se cobraron muchas vidas. El primero conocido fue en el siglo VI, que duró más de 50 años y se diseminó por todo el Imperio Romano. El segundo, en el siglo XIV, fue conocido como la peste negra y devastó la población de Europa; entre 1349 y 1351 dicha peste eliminó un cuarto de la población europea.

¿Desde cuándo es China epicentro epidémico?

—Lo ha sido varias veces, precisamente el ciclo epidémico más reciente empezó en 1855 en China, diseminándose por todo el mundo en una epidemia que duró 60 años. En 1890 se extendió por Europa una gran epidemia, que en España se denominó gripe de Gayarre, porque a consecuencia de una complicación bronconeumónica causó la muerte del cantante de fama universal.

Creo que la gripe española no fue española...

—La mayor epidemia conocida tuvo lugar en el año 1918, al final de la primera Guerra Mundial, ocasionó millones de víctimas en todo el mundo y, como no podía ser menos, la leyenda negra, siempre activa, la llamó la gripe española, pese a haberse demostrado con posterioridad que no surgió en nuestro país.

Centrémonos en Mallorca, ¿cada cuánto sufríamos una epidemia?

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—Pues fíjese que entre los años 1230 y 1870 –con un total de 640 años– se generaron 32 epidemias, más conocidas como pestes, lo que equivale, como media, a la aparición de una peste cada 20 años.

¿Cuál es la primera epidemia medieval documentada?

—La primera, en forma de peste bubónica, surgió el año 1230; o sea, el siguiente al de la conquista de Mallorca por el rey de Aragón Jaume I. Se sabe que hubo muchas muertes, pero se desconoce su número a falta de estadísticas. En 1348 se produjo una segunda peste bubónica, que causó 15.000 muertos y así sucesivamente.

¿Cómo afectaban las epidemias a los mallorquines?

—Depende. Por ejemplo, en 1396 se desarrolló una epidemia que atacaba a las glándulas y generó también una gran mortandad de niños. En 1774 aparece una epidemia de viruela que mató a 110 niños.

¿Qué virulencia tenían las epidemias?

—Su virulencia eran distinta, dependía de la fuerza del brote. Pongamos por caso: en 1475 se extendió una peste bubónica en la ciudad de Palma, dando origen a una general mortandad. En 1493 surgió la peste llamada de´n Boga, hizo estragos, y solo en Sóller fallecieron 887 individuos. Ya en 1652 se produjo un contagio pestoso llegado a Sóller desde la Península produciendo 20.404 víctimas, de las solo en este lugar fallecieron 1.064 personas.

Además de la peste también actuaban la viruela, la fiebre amarilla y el cólera…

—Periódicamente de un virus se pasaba a otro mientras la vida cotidiana seguía como podía su curso. En 1760 se extendió una epidemia de viruela, importada de Barcelona. En 1793 se repite la epidemia de viruela, que se extiende por toda la isla y en 1804 surge la fiebre amarilla. En 1820 resucita la peste bubónica en Son Servera y Artà. El año 1821 se desencadena otra vez la fiebre amarilla en la ciudad de Palma, causando 5.000 cadáveres. En 1837 se desarrolla una epidemia de la gripe y hacia 1847 se despierta de nuevo una epidemia de viruela y así podríamos seguir un rato.

¿Cómo se puede estudiar la intensidad de las epidemias que sufrió Mallorca?

—Calculando los fallecidos en relación a la población. En el siglo XVII la población de la isla de Mallorca rondaba los 100.000 habitantes: en el siglo XVIII, de 120.000 a 145.000; en el siglo XIX, de 160.000 a 250.000, y en el siglo XX, de 250.000 a alrededor de 500.000 habitantes. Ello nos permite conocer la intensidad de cada peste en función del porcentaje de víctimas en relación a la población global de la isla de Mallorca en cada época.