Vídeo realizado por el Servicio de Rehabilitación con estiramientos para profesionales. | Youtube: Hospital Universitari Son Llàtzer

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Cierro los ojos y realizo cinco respiraciones profundas, inspirando por la nariz hasta llenar tórax y abdomen (...) Cada vez que inspiro pienso en la palabra quieto, y cada vez que espiro en la palabra tranquilo (...). Percibo cómo aflojan los músculos, siento la tensión, también la relajación». Son extractos de los audios que escucha Araceli Sánchez entre descanso y descanso de su turno o al llegar a casa, después de que sus hijos le den un rato de respiro, con el objetivo de dejar en la puerta de entrada lo que ve cada día en la UCI del hospital de Son Llàtzer, donde se enfrenta a diario a los estragos de la pandemia de coronavirus.

«Nueve años como enfermera y nada ni nadie te prepara para la situación que estamos viviendo -explica Araceli-. Trabajar en UCI es convivir con el dolor, pero ver morir a gente sola, sin el cariño de los suyos, es duro. Te hace empatizar aún más con el paciente y con los familiares, con su pena», dice la enfermera, que no duda en confesar que estos días, a pesar del cariño de los suyos y de los aplausos diarios que le siguen emocionando, ha sentido un bajón anímico, «energético», apunta.

El aumento de pacientes, enfrentarse a una situación nunca vista y trabajar con EPIS, con el agobio que supone no poder quitárselo ni para ir al baño, le han hecho guardarse un ratito cada día para hacer sesiones de estiramientos, desentumecerse y relajarse a solas.

«No soy mucho ni de gimnasios ni de yoga, pero sentarme conmigo misma me permite meditar y dejar el estrés atrás. Piense que no solo son las siete horas en el hospital, si tienes turno de día, es que siempre tienes el miedo en el cuerpo a contagiarte o a contagiar a los tuyos. Mis hijos y mi madre, que es persona de riesgo, están a todas horas en mis pensamientos. Si es muy bonito que nos llamen héroes, pero también somos personas: sentimos y padecemos. Una pequeña ayuda para recargarse no está de más».

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Mindfulness, relajación, consejos o estiramientos para vencer el estrés laboral son ingredientes de la receta que el hospital de Son Llàtzer ha puesto a disposición de su personal sanitario durante los últimos días para ayudarles a sobrellevar el estrés causado por la crisis del coronavirus. Las redes sociales como Telegram y la intranet del hospital, las herramientas más útiles para difundirlos. En tiempos como los que corren nunca ha sido tan importante fortalecer cuerpo y mente. Un momento de calma para el personal sanitario, el descanso del guerrero.

MENTE SANA
Un bombero tiene un traje ignífugo para realizar su trabajo y protegerse del fuego, un policía cuenta con su arma reglamentaria durante la patrulla, ¿pero qué tipo de protección necesita el personal sanitario que trabaja a destajo para paliar el dolor y el sufrimiento de sus pacientes? Imagínense ahora la situación de crisis médica que padecemos. ¿Creen que es suficiente tener como coraza los ya famosos equipos de protección individual (EPIS).

«Los profesionales de la salud están asumiendo estas semanas un esfuerzo enorme, como respuesta a la elevada presión asistencial y, sobre todo, a la necesidad de hacer frente a situaciones y experiencias sin precedentes, que generan altos niveles de estrés y de sufrimiento emocional. Piense que este hospital, en el buen sentido, está patas arriba. Hay rutinas nuevas cada día. A todos nos ha tocado aprender cosas nuevas, cambiar turnos, de planta, de costumbres...», señala Carmen Canet, supervisora de Enfermería del servicio de Psiquiatría de Son Llàtzer, una de las organizadoras del programa integral ‘Cuidándonos para cuidar’ dirigido específicamente al personal hospitalario, que incluye también una vertiente física, en la que el servicio de Rehabilitación de Son Llàtzer ha aportado su experiencia, con vídeos grabados exprofeso para que los sanitarios puedan relajar y desentumecer su cuerpo tras las largas jornadas a las que llevan sometidos desde que el brote de coronavirus se convirtió en pandemia en todo el país. «A los profesionales les cuesta sobrellevar emocionalmente que la gente muera, el volumen de enfermos, sienten angustia por volver a casa y contagiar a sus familias, las malas noticias les estresan...».

Cuenta Canet que, sabiendo que durante la pandemia el servicio de Psiquiatría estaba ‘en segunda línea’, decidieron fomentar mensajes positivos y útiles para sus compañeros en la intranet del centro hospitalario hasta instalar finalmente un link específico al que subir vídeos y audios con sesiones de relajación, así como atención telefónica para el que necesite desahogarse. «Que sepan que estamos con ellos. Uno puede afrontar el estrés hablando, otro preferirá comérselo a solas. Todas las opciones son respetables, pero que entiendan que tienen a su disposición herramientas para lo que estamos viviendo», señala la responsable de Enfermería, al tiempo que confiesa que las consecuencias de la pandemia y el confinamiento se verán a corto y medio plazo en el colectivo sanitario, pero también en gran parte de la población.

CUERPO SANO
Estiramientos de espalda, ejercicios específicos de brazos, piernas... El servicio de Rehabilitación del hospital Son Llàtzer se ha convertido estos días en una improvisada sala de grabación para sus facultativos. Como explica Petra Vidal, supervisora de Enfermería de este servicio, ahora llevan a las redes sociales un programa que pusieron en marcha el año pasado en el que ofrecían sesiones de estiramientos y tonificación a los servicios hospitalarios con más estrés, como las urgencias. «Al ver que las sesiones grupales que ofrecíamos habitualmente era imposible realizarlas sin comprometer la salud, hemos optado por grabar vídeos cortos o hacer dibujos formativos, algunos específicos sobre un ejercicio o un miembro, para que puedan llevarlos a cabo cuando encuentren un momento libre», argumenta Vidal, que recuerda que se han subido todos a la plataforma interna de Son Llàtzer y están revisados por el equipo. «Es la aportación que hacemos a nuestros compañeros, que están en primera línea», concluye.