Imagen de una calle del casco antiguo, desierta. | Teresa Ayuga

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Google sabe lo que hace cada persona con un móvil en el bolsillo: dónde va y a qué hora. Los sistemas de localización han permitido a la empresa trazar en un informe en el que muestra el impacto de las medidas de confinamiento por el coronavirus en todo el mundo, salvo algunas dictaduras. En Baleares sus datos muestran el tremendo impacto del estado de alarma: los ciudadanos se quedan en casa. Con una pequeña excepción: los insulares son los españoles que menos han reducido sus movimientos para ir a supermercados, tiendas de alimentación o farmacias: un 68 por ciento por una media nacional del 76 por ciento.

En los otros parámetros la imagen que da el buscador sí reflejan el abrupto parón tras el 15 de marzo: un 94 por ciento menos de movimientos para ir a centros comerciales, museos, cines o restaurantes o un 90 ciento menos para salir a playas y otros espacios públicos, el 88 por ciento menos de presencias en estaciones o paradas de transporte público. En estos tres apartados, las Islas están en la media nacional o levemente por encima en cuanto a reducción. También sigue la misma tónica que la media en todo el Estado los pequeños desplazamientos cerca del lugar de residencia: han crecido un 22 por ciento. Pequeñas compras o los paseos a los perros lo explican.

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Baleares es también una de las autonomías en las que menos se han reducido los desplazamientos al lugar de trabajo: un 61 por ciento, tres puntos por debajo de la media nacional. Google incluye en su informe los movimientos desde el 16 de febrero.

Toma lo ocurrido en esas últimas semanas para hacer una estimación de los movimientos que realizan los ciudadanos. Cada persona que lleva el móvil encima deja un rastro. Es la misma herramienta que emplea en sus mapas para destacar los lugares más visitados. Así, de una tacada, Google ha hecho lo que ningún gobierno ha podido. El ejecutivo español anunció que reclamaría a las operadoras telefónicas la geolocalización de los terminales para evalura el cumplimiento del confinamiento. A la tecnológica le bastan sus recursos para ubicar a miles de millones de personas.

Los datos españoles muestran un confinamiento abrupto. Marcan el repunte de los viajes a supermercados el fin de semana previo al estado de alarma: la locura compradora supuso en Balears un 40 por ciento más de desplazamientos a estas superficies. Lo primero que cayó en picado fueron las salidas a espacios abiertos como parques o playas. Tras un pico el fin de semana del 8 de marzo, en el que subieron un 40 por ciento (hizo buen tiempo) se restringen ya entre semana y son nulos el sábado siguiente: los colegios habían cerrado un día antes y municipios como Palma cerraron los parques.