Carmen, con su bolsa, repartiendo cartas por la calle Colom de Palma. | Jaume Morey

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La historia del correo que te puede llegar en cualquier momento empieza cada día, muy temprano, en el Centro de Tratamiento Automatizado (CTA) de Can Valero, en Palma. Es uno de los 18 centros de este tipo repartidos por toda España. En los CTA se clasifica y ordena el material que luego se distribuye a las distintas oficinas que, a su vez, en reuniones posteriores, se divide por sectores. Constituye el primer eslabón de un proceso que termina cuando un envío postal (una carta, una notificación, un regalo) llega a las casas donde la gente anda confinada. Este sábado se cumple el día 21 del estado de alarma. El correo público, el servicio estatal, funciona. Así ocurre desde el siglo XVIII.

Pilar lleva 20 años en esto. Hace una pausa en el reparto del día. Deja su moto cerca del edificio central de Correos en la capital balear y, tras las dudas, acepta contar algo que pueda definir su trabajo en estos días. «Ayer –dice– una vecina me contó que cada dos o tres días le escribe una carta a su madre porque le hace mucha ilusión recibir cartas; y más en estos días». «Es un trabajo muy humano repartir cartas, yo estoy encantada», cuenta antes de despedirse.

Hay cola frente a la puerta principal del edificio central de Correos en la calle Unió, junto a la Delegación del Gobierno. La mayoría de quienes aguardan turno han acudido a recoger notificaciones o cosas así. Pero hay quienes hacen cola con intención de enviar algo. No cartas, que pueden echar a cualquier buzón, pero sí otro material. Hay alguien que lleva en la manos algo que tiene toda la pinta de ser un disco de los de antes, un LP. Y lo es, explica aunque no quiere extenderse mucho en los detalles. Se dedica a la venta on-line y va a entregar el disco que le han pedido. Un cartero, o una cartera, lo entregará dentro de unos días.

Hay más mujeres que hombres en el servicio postal. Carmen, que reparte correspondencia por la calle Colom (su turno empieza a las 7,30 horas y acaba a las 15) asegura que no tiene ninguna duda de eso. Y no se equivoca. Según los datos de la web del Grupo Correos referidos a toda España, son 26.918 mujeres frente a 25.341 hombres.

Las últimas oposiciones

En enero de este año, 2.295 personas se presentaron en Baleares a unas oposiciones para cubrir 82 plazas que sacaba Correos a concurso. El resultado de esas oposiciones, como tantas otras cosas, ha quedado para mejores tiempos.

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Carmen repite prácticamente lo mismo que ha contado Pilar, la de la moto, un rato antes: que está encantada con su trabajo: «Es un trabajo muy bonito, vas por la calle, hablas con los vecinos y más, en una ciudad tan bonita como esta».

Desde la otra acera de la calle un hombre interrumpe la conversación y dice: «Enhorabuena, sois imprescindibles; mi aplauso de esta tarde desde el balcón irá también por ti».

Carmen le hace un gesto con la mano, sonríe y se emociona. Se hubiera emocionado cualquiera que presenciara ese momento.

Desde que empezó el estado de alarma por el coronavirus han cambiado algunas cosas en Correos. Quienes tienen más de 65 años se quedan en casa, el reparto se efectúa en distritos pares o impares (cada zona tiene un número) y los certificados ya no se firman. En la Porta de Sant Antoni, otra mujer con el uniforme amarillo y azul de Correos (es como si el día 20 del estado de alarma sólo hubieran salido mujeres) cuenta que sí, que se envían cartas personales además de avisos y notificaciones. «Y también algún regalo he entregado, no creas, añade».

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Mensajero del futuro

Los buzones –esos elementos que siguen manteniendo el mismo diseño desde tiempo inmemorial– aguardan por la calles cualquier mensaje que haya que enviar. Luego se recogerán, viajarán y terminarán en algún Centro de Tratamiento Automatizado como el que existe en Mallorca en el polígono de Can Valero. Allá se clasificarán y se repartirán.

Cuando aquí la gente está protagonizando una distopía que nunca hubiera imaginado, igual es el momento de volver a una película. Su título original es The Postman, que en castellano se tituló como El mensajero del futuro. Es de 1997 y la protagoniza Kevin Costner y cuenta la historia de un hombre que, tras una guerra apocalíptica, recoge la bolsa de un cartero y decide repartir lo que contiene. Llega y se crea un nuevo servicio de correos que liderará la reconstrucción y la vuelta a la libertad.