TW
10

La entrega de pedidos a domicilio está evitando durante el estado de alarma que muchos puestos de los mercados municipales tengan que cerrar por falta de clientes durante la pandemia del coronavirus. En el caso del Mercat de l‘Olivar esta salvación ha venido, en buena medida, de la mano de un proyecto iniciado hace 5 o 6 años denominado La Mercateca, una empresa que gestiona los pedidos online de cualquier puesto que se haya adherido (cerca de una veintena) para después ser llevados a casa.

Si hasta ahora las ventas a través de esta web suponían alrededor del 5 % del total de las transacciones de un comercio «ahora mismo éstas se sitúan entre el 25 y el 30 %», asegura el presidente del Mercat de l’Olivar, Jaume Aguiló. Y podría ser más, añade, «hasta el 50 % si se pudieran atender todos los pedidos que llegan, pero no hay capacidad porque el servicio está saturado». En este caso, el puesto que vende más es el que se encarga de llevar el pedido al domicilio del cliente, para lo que la mayoría utiliza actualmente una empresa de transportes.

Otra opción durante esta alarma sanitaria es la de realizar un pedido por teléfono a un puesto en concreto para pasar luego a buscarlo o recibirlo en el hogar.

Y es que el confinamiento de los ciudadanos ha reducido la concurrencia al mercado de forma importante, basta darse una vuelta para ver los pasillos irreconocibles, nada del habitual bullicio de cualquier mañana, y así lo reconoce el presidente. «Si fuera por la afluencia de personas a la instalación muchos habríamos tenido que cerrar».

Ph02042011-30.jpg

En estos momentos, indica, «en los mercados hay dos tipos de clientes, los habituales y los de subsistencia, es decir aquellos que han descubierto los mercados estos días gracias al boca a boca de vecinos que les dicen que hacen la compra aquí tranquilamente o hacen un pedido».

Noticias relacionadas

Otro dato muy importante a la hora de entender la baja presencia de público, aporta Aguiló, «es que cerca del 50 % de la clientela de este mercado municipal en tiempos normales viene de la Part Forana», sobre todo de municipios limítrofes con Palma, algo que ahora no puede hacer debido a la obligada reclusión.

El presidente del Olivar afirma mantener contacto con los responsables de las demás plazas municipales de Palma y admite que «todos estamos más o menos en la misma situación», pero añade que «la verdad es que hemos hecho piña y gracias a eso los mercados están consiguiendo sobrevivir», se alegra Aguiló.

La Semana Santa, por otro lado, ha supuesto cierto repunte de las ventas de productos típicos, como el cordero o el pollo para hacer empanadas, la harina, el aceite, la manteca, etcétera.

Toni Sastre -en la imagen bajo estas líneas- es propietario de un puesto de queviures (legumbres, harinas, piensos...) del Mercat de Pere Garau y defiende que las cosas van mejor o peor en función del negocio. En su caso considera que ahora que estamos en Semana Santa hay más movimiento, porque sigue habiendo gente que quiere seguir las tradiciones pese a la situación actual, «aunque nada que ver con el año pasado». Los números lo dicen todo, explica, «yo, por ejemplo, el año pasado por estas fechas vendía 100 kilos de harina al día, para hacer empanadas por ejemplo; este año vendo 50 kilos cada 2 días, es decir una cuarta parte».

Ph02042011-15.jpg

Catalina Perelló regenta junto a su marido un negocio de frutas y verduras en el exterior de este popular mercado, donde los puestos han sido recolocados para que haya mayor distancia entre ellos, y se lamenta de que sus ventas han caído más del 70 %.

Pere Garau, como los demás, también ofrece repartos gratuitos a domicilio en Palma y pueblos.