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Cualquier paseante ocasional de la ciudad de Palma que ahora está suspendida –este viernes se cumple el día 20 del estado de alarma por el coronavirus– se habrá detenido alguna vez ante el escaparate del centro quiropráctico del fisioterapeuta Jake Smith, en la avenida Argentina. Hay un esqueleto en el escaparate que muda de indumentaria de tanto en tanto (lleva mochilas cuando empieza el colegio, va equipado para ir a la playa en verano y, estos días, hubiera incluido alguna referencia a las fiestas de Pascua). Ahora sólo sostiene un cartel entre las manos en que puede leerse «Yo me quedo en casa».

Todo queda para después. «Después» –ese adverbio que ahora resuena de manera diferente– el esqueleto del escaparate cambiará de indumentaria y «mirar escaparates» volverá a recuperar el sentido a los días anteriores a la crisis del coronavirus.

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Mirar escaparates es ahora un acto reflejo. Y la gente, generalmente, se aparta cuando la fotógrafa se planta ante un cristal. La mujer que mira este jueves los cristales de la tienda Rosa Clará, en la calle Jaume III de Palma, con trajes de novia expuestos. Prosigue su camino en cuanto se percata. Las bodas han quedado pospuestas porque a qué te vas a casar si no lo celebrarás. Este jueves, quienes circulan por esa calle –por los soportales de la izquierda si van de la plaza Juan Carles I al Passeig Mallorca– van, preferentemente, camino del El Corte Inglés, donde sólo el súper está abierto por el estado de alarma. El escaparate de una tienda próxima anima todavía a «personalizar el regalo del Día del Padre», del 19 de marzo pasado.

La programación alterada

Es como si todo se hubiera suspendido, como si en un momento dado, posiblemente el 13 de marzo, se hubiera congelado la imagen de una película. De las tres óperas previstas para la temporada del Teatre Principal, sólo una se representó; la segunda ha caído definitivamente (’Lucia di Lamemmermorr’, de Donizetti estaba prevista para 26 de abril) y la única duda es si dará tiempo para mantener en junio ‘La flauta mágica’, de Mozart.
«Todo cambia de un día otro, todavía no sabemos si habrá que dejar ‘La flauta’ para otoño», cuenta por teléfono Josep Ramón Cerdà, el director del Principal.

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Hay cuatro carteles de otros espectáculos con un letrero que indica que han quedado aplazados. Uno de ellos, una adaptación del ‘Tirant’, prevista precisamente para el 13 de marzo, que fue cuando el presidente del Gobierno anunció que al día siguiente se aprobaría el estado de alarma. Según Cerdà, estaría muy bien que la primera obra que se representara cuando todo acabe fuera Clitemnestra, la casa dels noms; que es una adaptación de Agustí Virallonga sobre un texto de Colm Tóibín. Este sábado se habría representado por cuarta vez si el tiempo no se hubiera detenido.

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El cristal de una agencia de viajes de la calle Indústria que cerró hace años está llena de carteles de espectáculos que nunca se llegaron a celebrar y que ya no se celebrarán. Ahí siguen anunciándose la Heavy Balears Fest, del 28 de marzo; la Food Music&Desing del 13, 14 y 15 de ese mes; la zarzuela ‘Manolo/María’ en el Mar i Terra para el 21 y 22 de marzo o, entre otras, la actuación de José Mercé, mañana en el Trui Teatre. El 31 de marzo (y así se informa en un cartel del Ajuntament que ya no tiene sentido) finalizaba el plazo para inscribirse en el ‘renacido’ (y que, cuando menos, nacerá más tarde) festival de por rock.

La nueva vida de Mayol

Pero la vida sigue. Lo cuenta Joan Mayol, que fue conseller d’Agricultura, ya jubilado y que hace años decidió dedicarse, junto a su hermano Martí, a la producción y comercialización de aceite, concretamente de la denominación Oli Verderol. Aparca su coche y sale con lata de aceite en la mano. Viene a entregar un pedido.

«Ahora me dedico a esto, hago reparto a domicilio, tanto a particulares como a empresas a las que proveemos», dice el político que tuvo que enfrentarse en su etapa política a una ‘tractorada’ y a la agitación del mundo rural. Tiene un olivar en Son Ferriol.

Cuando se refiere a lo que está ocurriendo, dice lo que la mayoría, que la situación es «preocupante» y que hay sectores que lo pasarán peor. Su empresa es familiar pero se dedica a la exportación. De todo eso se habla en la reunión de tarde por skype.