Zhang Chunlu, de 29 años, con su hija Olivia, que ahora se encuentra en China.

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Zhang Chunlu no ha tenido mucha suerte, pero afronta la adversidad con una actitud positiva y una admirable entereza. Con 29 años, prepara una tesis doctoral en la UIB sobre turismo, concretamente referida a Experiencias culturales en un contexto de smart destinations. Chunlu inició su tesis en su ciudad de residencia, Guiyang, en la provincia china de Guizhou.

Con el coronavirus, lógicamente, allí se aplicó un confinamiento y se vio obligada a vivirlo durante un mes. Sin embargo, el 21 de febrero pudo salir de China y venir a Mallorca, tal como tenía previsto, para continuar con su trabajo en la tesis durante un mes en la Isla bajo la dirección de Juli Batle, profesor titular del Departament d’Economia de l’Empresa.

Lo que Zhang no se esperaba es que, estando en Mallorca, se declararía el estado de alarma en España y se vería obligada a otro confinamiento. Chunlu ha decidido no regresar a China por ahora por el alto precio del vuelo y porque no hay conexión directa, además de considerar que quizás habría un mayor riesgo de infección durante su regreso.

La doctoranda explica que «ahora mismo me siento segura en Mallorca, pero la verdad es que estoy un poco triste porque en China tengo a mi hija Olivia, de casi 2 años. Hace más de un mes que no la veo. En Palma estoy compartiendo piso y no tengo mayores problemas económicos porque trabajo a distancia como profesora asistente de Marketing y Turismo en una universidad china y también cuento con el apoyo de mi familia».

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Zhang Chunlu tiene un visado para estar en Mallorca hasta el 31 de mayo, pero tenía previsto regresar a China mucho antes. «Es un visado de 90 días. De momento, no puedo pedir cita para modificarlo. Si llega esa fecha y continúa el confinamiento, espero que se renueve automáticamente», explica.

De su confinamiento en Guiyang, señala que «mi ciudad empezó cerrando tiendas que no eran de necesidades básicas. De cada familia, sólo podía salir una persona cada dos días para abastecerse, aunque también funcionaba el comercio electrónico y las compras se depositaban en un determinado lugar, logrando así un contacto nulo. Nadie de fuera de la ciudad podía acceder a la misma. La verdad es que Guiyang se convirtió en una ciudad fantasma. Más del 90 % de los ciudadanos estaba en sus casas».

Juli Batle, director de la tesis de Chunlu, destaca que «es una chica muy positiva y entusiasta. Es todo un ejemplo para todos aquéllos que se quejan del confinamiento. Ella lo ha vivido dos veces en dos países diferentes».

Batle subraya que «Zhang tenía previsto estar en Mallorca durante un mes. De hecho, antes del estado de alarma, nos reunimos cuatro o cinco veces para perfilar su tesis y ya hace días que tendría que haber regresado a China. Es una máquina de trabajar, cumple con todo lo que le pido y el material que me envía está muy bien hecho. Si todo va bien, podría completar la tesis en dos años, menos de lo habitual. Está muy centrada y aprovecha muy bien el tiempo. Preveo que, en circunstancias normales, será una tesis rápida».

El profesor de la UIB indica que «admiro la tranquilidad con la que Zhang está afrontando esta situación, especialmente si tenemos en cuenta que tiene a su hija lejos y no sabe cuándo volverá a verla. Realmente, es un ejemplo para muchos».