Samuel Pinya, a la derecha, junto a otros investigadores en una salida de campo para estudiar tortugas. | R.D.

TW
3

El coronavirus está arruinando decenas de tesis, proyectos y estudios de investigación basados en los trabajos de campo, suspendidos por el confinamiento derivado del estado de alarma.

Así lo han explicado Samuel Pinya, profesor de la UIB e investigador principal del Grup d’Ecologia Interdisciplinària, y Anna Traveset, delegada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Baleares, quienes comparten su preocupación por la paralización de proyectos. El CSIC cuenta en las Islas con dos institutos mixtos de titularidad compartida con la Universitat de les Illes Balears: el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea) y el Institut de Física Interdisciplinar i Sistemes Complexos (IFISC). El CSIC también forma parte del Sistema d’Observació i Predicció Costanera y ha otorgado al Institut d’Estudis Hispànics de la Modernitat, de la UIB, la condición de unidad asociada.

Pinya señala que «en nuestro grupo hay 33 investigadores y calculamos que ahora mismo tenemos unos 30 estudios parados. La primavera es una época clave en los trabajos de campo, sobre todo para los botánicos. En general, marzo y abril son el momento de máxima reproducción de especies. Tampoco podemos acudir a los laboratorios para efectuar análisis de animales. Sólo se puede acudir a los laboratorios para el cuidado de cultivos de bacterias o plantas muy específicas si está debidamente justificado».

Noticias relacionadas

El doctor en Biología considera que «estamos perdiendo mucha información, lo que dará lugar a un año en blanco en estudios que se basan en secuencias temporales. La ventaja es que podemos dedicarnos al ordenador y analizar datos anteriores y completar trabajos o artículos para su presentación o publicación. También parece que los plazos administrativos de ayudas, tramitaciones, contratos y convenios podrán aplazarse. Sin embargo, si el confinamiento se prolonga, hay estudios que pueden perder entre uno y tres años de trabajo si queremos otorgarles la máxima validación y fiabilidad. Si los estudios se limitan a un año de trabajo de campo, deberán ser aplazados».

Por su parte, Anna Traveset destaca que «el confinamiento está afectando, sobre todo, a investigadores que trabajan en cuestiones terrestres. Yo misma me veo afectada en un estudio de floración y polinización. También, a mediados de mayo, teníamos previsto un viaje a Seychelles por un estudio internacional sobre la red trópica de ecosistemas de islotes de Balears, Canarias, Portugal, Galápagos, Cabo Verde y las propias Seychelles. No se ha cancelado y podríamos aplazarlo a finales de junio, pero en esa época debíamos empezar en Cabo Verde. Asimismo, teníamos planificados trabajos sobre polinización en Menorca a partir del 1 de abril. Ya no tendremos datos de toda la época de floración».

Traveset añade que «hay tesis doctorales en marcha que estaban pendientes de la recogida de datos. Aquí no habrá más remedio que aplazarlas un año. La buena noticia es que parece que habrá flexibilidad para prolongar períodos de ayudas y becas si dependen de trabajos de campo. Se nos está pasando la ventana de la primavera, clave en muchos estudios e investigaciones. Si sólo se pueden recoger datos al final de la primavera, no serán tan sólidos como los de años anteriores. También tenemos los trabajos de fin de grado, que son propios del curso y no pueden esperar. Tendrán que ser más más bibliográficos que de campo. No tendrán la misma calidad».