María Isabel R. reclama una ayuda pública temporal para las trabajadoras del hogar que han quedado desprotegidas por la crisis del coronavirus. | R.D.

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María Isabel R. es empleada del hogar, trabaja en un domicilio a medio jornada y además del sueldo, le pagan la correspondiente cuota a la Seguridad Social. Sin embargo, ahora no va a trabajar por una cuestión de seguridad y seguramente la van a despedir ya que las personas por las que trabajaba no pueden seguir asumiendo su cuota a la Seguridad Social. Se trata de una situación que comprende, pero lamenta el desamparo en que se encuentra y que comparte con muchas otras mujeres que se encuentran en su misma tesitura.

«Las empleadas del hogar estamos aún más desprotegidas», lamenta, ya que se quedan sin ningún ingreso. Se trata de los únicos cotizantes a la Seguridad Social que carecen de derecho a una prestación por desempleo. Por este motivo, reclama a las administraciones que articulen algún tipo de ayuda coyuntural para el sector. «Estamos ante una gran incertidumbre, no sabemos a dónde acudir ni cómo reclamar», aseguró.

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María Isabel R. tiene 56 años y lleva 16 en España. Tiene la nacionalidad española y ha desempeñado diferentes trabajos, tanto en asistencia domiciliaria como de administrativa. Reside junto a su familia y es quien asume las responsabilidades económicas. «Me encargo del pago del alquiler y cubro los gastos básicos del hogar». Ahora se encuentra sin ingresos y, lo que es peor, no sabe hasta cuando estará en esta situación. Por esto insiste en su petición a las administraciones. «Que lo analicen y que mientras dure el estado de alarma nos den una ayuda mínima para no quedarnos sin nada», reivindicó.

No es, ni de lejos, la única que se encuentra en esta situación. Muchas de sus compañeras se pagan la Seguridad Social de su bolsillo y trabajan por horas en diferentes domicilios. Ahora su actividad también se ha frenado en seco y tienen dificultades para realizar los pagos a la Seguridad Social. A principios de marzo empezaron a organizarse a través de la Federación de Inmigrantes para reivindicar sus derechos, reuniones que también se han visto obligadas a abandonar.

En estos momentos de dificultad solo pueden esperar a que el anuncio del Gobierno de plantear ayudas a su colectivo se materialice. La mayoría de empleadas del hogar se han quedado sin ingresos y sin saber dónde pueden recurrir.