Bel Riera se encuentra en la localidad dominicana de San Cristóbal sin posibilidades de salir del país caribeño y con el agravante de su delicado estado de salud en plena pandemia del coronavirus.

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Muchos mallorquines que se encuentran en el extranjero sin poder regresar a la Isla están en un complejo laberinto por culpa de la pandemida del coronavirus. Es el caso de Bel Riera, que ya lleva más de una semana esperando un vuelo para abandonar la República Dominicana y ve como se agotan las salidas. Un enfisema pulmonar a sus 65 años complica aún más su situación, ya que le quedan pocas medicinas para seguir con su tratamiento y no puede permitirse asumir más riesgos de los imprescindibles.

Sus hijas están moviendo cielo y tierra para acelerar su vuelta, pero las horas de gestiones al teléfono se pierden entre negativas, falta de información y largas esperas. «Las únicas alternativas que nos dan es volar desde Santo Domingo a otras ciudades como Atlanta, París o Zúrich, pero luego no hay ninguna garantía de encontrar plazas para viajar a España y mi madre no está precisamente para ir dando vueltas por los aeropuertos», relata su hija, Laura Nadal, que comenta que muchos pasajeros se han encontrado con cancelaciones de última hora en situaciones similares.

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Bel Riera ha realizado un vídeo pidiendo ayuda por su delicado estado de salud y las dificultades que está sufriendo en la República Dominicana.

Se esfumó la primera opción de salir del país caribeño la pasada semana en un vuelo de Iberia al que fue imposible acceder. «El Ministerio de Exteriores nos recomienda que la traigamos cuanto antes, pero están desbordados trabajando para repatriar a todos los que están en el extranjero y ahora mismo no sabemos cuando podrán mandar un avión a República Dominicana, donde hay muchos españoles en la misma situación e intentando hacer presión», señala.

El toque de queda en Santo Domingo limita los movimientos, aunque a pie de calle todavía no está la sensación de alarma sanitaria que se ha extendido en Europa. «Mi madre nos cuenta que aún hay mucho ir y venir de gente y ella no puede arriesgarse a desplazarse a probar suerte al aeropuerto en busca de un vuelo», cuenta su hija, que hace días le mandó un paquete con medicamentos pero, ante la situación de crisis sanitaria, no saben si le llegará a San Cristóbal, donde había acudido de vacaciones para visitar a una amiga y cuenta con una máquina para respirar por la noche. Tenía prevista su vuelta para el día 26 y no sabe si le alcanzarán las reservas de pastillas o el inhalador que necesita siempre le acompañan.