Imagen de una clienta caminando por el Mercat de l'Olivar, que está abastecido pero con clientes a cuentagotas debido a la pandemia del coronavirus. | Pere Bota

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Los mercados municipales han notado un descenso de la clientela desde que empezó el estado de alarma en parte motivado porque muchas personas desconocen que están abiertos, completamente abastecidos y con las medidas de seguridad en marcha.

El presidente del Mercat de l’Olivar, Jaume Aguiló, asegura que durante estos días «hay gente que nos pregunta si estamos abiertos y si lo estaremos más adelante». Él les contesta que «los mercados municipales se inventaron para asegurar el suministro de la población y más que nunca en momentos de crisis». Todos mantienen su horario matinal, aunque en función del número de clientes algunos puestos cierran un poco antes.

MERCAT DE L'OLIVARFOTO : BOTA

Aguiló admite que en estos momentos no hay masificación, «los clientes llegan a cuentagotas y se les atiende con mucha tranquilidad». También garantiza que «hay género suficiente» y que «los precios no han subido».

Lo mismo comenta el presidente del Mercat Municipal de Inca, Mateu Cabot: «hay menos clientes y muchos se sorprenden de que estemos abiertos». En cuanto a los precios, dice que «no solo no han subido, sino que algunos, incluso, han bajado por la menor demanda».

El presidente del Mercat de Llevant, Sebastià Puiggrós, no cree que haya menos clientes, «lo que pasa es que el pasado fin de semana se hizo una gran acaparación de productos y la gente tiene la despensa llena; además si entonces hubo aglomeraciones, ahora la gente es más consciente y están haciendo más pedidos por teléfono para luego venir a recogerlos sin tener que esperar».

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En efecto, los mercados fomentan estos días la pedidos por teléfono para evitar las esperas y facilitan al máximo los pagos con tarjeta o a través de bizum, como en el de Inca. En el caso de algunas personas mayores se les lleva la compra a domicilio.

En lo que también coinciden todas las plazas es en que «se ha notado un cambio en el tipo de clientela, pues antes venían más personas mayores y ahora son sus hijos los que vienen a comprar o a recoger los pedidos, porque los mayores están en casa», explica Pep Bonnín, presidente del Mercat de Pere Garau.

Algo fundamental son las medidas de seguridad recomendadas, todos los mercados controlan que los clientes se mantengan a un metro de los mostradores y también entre ellos. En los días de mayor afluencia se reducirán los puntos de entrada para poder controlar el aforo de cada uno de los espacios, a fin de que no se formen aglomeraciones.

En el Mercat de Pere Garau desde hoy se deberá acceder por una puerta y se incrementará el personal de seguridad para controlar la entrada, «se permitirá un aforo máximo de 80 o 90 personas», avisa Bonnín.

En el Mercat de Santa Catalina también se controlará el aforo y a partir de la semana que viene el horario será algo más reducido, de 8 a 14 horas, informa su presidenta, Aina Moyà.