Imagen de la fachada de la residencia de Son Ametler en la barriada de es Vivero en Palmam, donde el positivo por coronavirus de una auxiliar ha generado una gran inquietud. | R.D.

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Enorme inquietud entre los familiares de los internos de la residencia de Son Ametler, un pequeño centro privado con 25 internos en el Vivero, después de que una auxiliar del centro haya dado positivo en las pruebas de coronavirus. Ana Isabel Merenciano, hija de una interna señala que: «Es la incertidumbre de que tú estás encerrado en casa, estás viendo lo que ocurre en las residencias y no puedes ir a verlos. Es una impotencia tremenda».

La situación se conoció ayer cuando la dirección del centro informó a los familiares del positivo. «Empezaron con el protocolo que toca y todo lo que tenían que hacer», señala Merenciano que agradece el comportamiento del personal del centro: «Están haciendo todo lo que pueden». Las críticas son para las autoridades sanitarias. La directriz que se trasladó desde el IB-Salut fue controlar a los internos en la residencia e informar en caso de agravamiento del estado de algunos: «Las soluciones que les dan, supongo que la Conselleria, es que les vayan tomando a las personas mayores la temperatura cada poco y un número de teléfono», indica la hija de la interna que critica que no se les vaya a hacer una prueba a los ancianos por si alguno es portador ya del virus. «Es vergonzoso que no acuda nadie a hacerles pruebas», sentencia.

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Ana Isabel apela a la situación de impotencia en el que están los familiares. En su caso, su madre, de setenta años de edad, está enferma de alzheimer: «No podemos ir a verlos, no podemos entrar en el centro. Otras familias sí pueden hablar con los mayores, pero yo no puedo mantener una conversación con mi madre por su enfermedad. Es la incertidumbre de que tú estás encerrado en casa, estás viendo lo que ocurre en las residencias en todo el país y no puedes ir a verlos. Es una impotencia».

La auxiliar que dio positivo era una persona que estaba en constante contacto con los internos, casi diario, les ayudaba a vestirse o a asearse. «La mayoría de los internos necesita algo de ayuda y hay muchos a los que se les tiene que dar de comer, de duchar», de ahí la inquietud que comparten todos los familiares, después de ver como las residencias de mayores se han convertido en uno de los focos de infección que más muertos han provocado, sobre todo en la Comunidad de Madrid. Todo el contacto con los internos con las familias es sólo por vía telefónica. Merenciano señala que este viernes habló con su madre: «Una conversación no la mantiene. Ella te dice bien y ya está. Claro, las chicas se ven saturadas por los familiares que llamamos por la preocupación que tenemos. Me parece vergonzoso que no se tomen medidas drásticas. Que no les hagan una pruebas que yo, si mi madre da negativo y alguien da positivo, yo saco a mi madre de ahí, me la llevo a casa».