Francesc Bujosa, en una imagen de 2008. | Miquel Payeras

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Francesc Bujosa i Homar ha fallecido en la madrugada de este martes de manera repentina. Nacido en 1947 en Esporles, se licenció y doctoró en Medicina en la Universidad de Valencia.

Las personas inteligentes son aquellas que saben relativizar la gravedad de las cosas e intentan dedicar su vida a lo que de verdad les interesa. Y este fue el caso de Xesc Bujosa (Esporles, 1947); estudioso, conversador formidable, admirador de todas las virtudes del género humano y apasionado de los caballos de trote. A este aventajado epicúreo le falló de golpe el corazón la pasada noche del 10 de marzo, en pleno desquicio político y social por el coronavirus.

Xesc vivió en Son Ferriol, donde su padre era médico. Fue hijo único, muy mimado y especialmente espabilado. El interés por las cosas le convirtió ya de joven en un erudito de todas las disciplinas. También desarrolló una cierta indolencia que se manifestó en sus estudios superiores. Cursó Medicina en Valencia sin tener el mínimo deseo de poner la mano sobre un enfermo. De hecho, presumía de no haberlo hecho jamás «por el bien de los propios pacientes». Alejado de la práctica, se dedicó a la docencia. Fue profesor en la Universidad de Valencia y catedrático de Historia de la Ciencia en la de Zaragoza.
Otra persona excepcionalmente brillante salió en su ayuda para devolverle a Mallorca.

Nadal Batle lo incorporó a la Universitat en 1990. El rector tenía intención de crear la facultad de Medicina, y requería de sus conocimientos y experiencia. A la espera del nacimiento de la facultad, Xesc fue dando clases por diversas facultades. Explicaba su asignatura de manera particularmente divertida o surrealista, como las calificaban tanto él como sus propios alumnos.

Con tiempo por delante, Xesc pudo desarrollar su potencial intelectual. Su biblioteca reúne más de 12.000 volúmenes de muy diferentes especialidades. Le apasionaba el estudio.

Publicó quince libros, centenares de ensayos y artículos relativos a la historia de la ciencia. Fue colaborador de la Gran Enciclopèdia de Mallorca, articulista de Diari de Balears y miembro de la Real Academia de Medicina. Uno de sus libros, editado por Lleonard Muntaner, fue Converses amb Pere Serra, que refleja las personalidades del periodista y del entrevistador.

Pero la gran afición de Xesc fueron los caballos. Se volvió loco por ellos de niño, viendo películas del ‘lejano Oeste’. Tenía una cuadra en Son Ferriol, donde aspiraba a conseguir el mejor trotón de todos los tiempos. Fue su sueño incumplido, porque la facultad de Medicina existe.