El gerente Sebastià Vadell posa con el equipo de Guangzhou.

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«Estamos preocupados por cómo evolucionará la epidemia por la producción del próximo invierno», confiesa Sebastià Vadell, gerente de la empresa Abbacino de Petra, que fabrica gran parte de sus productos en la India, Marruecos y China.

Si bien los productos de la temporada de este verano ya están en los almacenes de Barcelona, la previsión es que el mes de abril empiece fabricarse la colección de invierno, sin embargo hoy por hoy «sigue todo cerrado», explica.

Abbacino trabaja con siete fábricas ubicadas en Guangzhou, la capital de la provincia de Guangdong en el sureste de China. «Está a unos 2.500 kilómetros de la zona cero de la infección por coronavirus, a dos horas y media en avión, pero las medidas que ha tomado el Gobierno chino son muy radicales y las fábricas están cerradas», explica Vadell.

«Calculamos que sólo un 1 % de los trabajadores van a las fábricas con las que colaboramos», lo que a día de hoy todavía no supone ningún inconveniente.

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Lo cierto es que este empresario, que va unas cuatro veces al año a China, ha suspendido su próximo viaje en marzo para mantenerse a la expectativa. «Cada semana cambia la información». Si bien hace unos días nadie podía salir de sus casas después el Gobierno dijo que «intentarían que un 10 % de los trabajadores ya acudieran a su puesto». El problema, indica Vadell, es que la provincia de Guangdong, con la tercera ciudad más grande de China, «es la fábrica del mundo».

Como la epidemia por coronavirus coincidió con la festividad del año nuevo chino mucha gente se fue con su familia. «Al terminar vuelven a las fábricas a trabajar, hablamos de millones de personas, y al Gobierno chino le preocupa», advierte el gerente de Abbacino. «Las últimas estimaciones apuntan a que a mediados de marzo la mitad de los trabajadores podrán volver y para finales, todos», añade.

Vadell advierte de que «si hay un país que puede parar esto es China». Las estrictas medidas para contener la epidemia «me dan tranquilidad», explica, porque «esto pasa en Europa y nadie haría caso».

El empresario tiene la idea de viajar allí en abril «si la cosa baja». Abbacino, de momento, no tiene pérdidas económicas, ya que reconocen que ha pasado «en el mejor momento». Sin embargo, la amenaza en la cadena producción es seria. «Nuestro género que lleva nylon, lona o sintéticos se hace allí y no hay plan B», explica.

Los trabajadores que la empresa de Petra tiene contratados en China trabajan «de forma relativa porque no pueden hacer mucho», desde casa, mientras se mantiene la expectativa.