Joan Pérez en el bar Vicente del centro de Palma. | Jaume Morey

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¿Qué tiene que tener un bar para ser un clásico? «A mí me gusta el mobiliario de toda la vida, la cafetera, las sillas... que hacen que te sientas como si estuvieras en casa». Y con este precepto, en una ciudad que ha visto cerrar el Niágara, el Español, el Moka Verd o el Cristal, Joan Pérez ha recopilado en el blog cafesdepalma.com las cafeterías que todavía laten en la urbe con identidad propia, los bares de Palma «que hacen pueblo en la ciudad».

Es una web abierta a sugerencias, de momento salen unos 80, aunque «seguro que hay muchos más». Cuando la gente conoce el blog añade sus sugerencias a través de un formulario de contacto. «He visitado algunos también gracias a Ultima Hora, el otro día leí que los dueños de El Muro se jubilan y fui para ver el último día», recuerda. Sin embargo, echan el cierre sin demasiada pena porque «es una vida muy dura», señala.

Llevar un control de los bares de Palma no es sencillo, ya que «muchos cierran pero vuelven a abrir». Pérez pone el ejemplo del bar Central que cambió de dueños, «todo está igual pero ya no tiene nada que ver, faltan los cuatro camareros de antes», dice.

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Se reconoce como un «fetichista» porque para su recopilación «deben tener algo intangible, que se me escapa», y pone el ejemplo de una de sus «catedrales» como es el bar Tony de la plaza Santa Eulàlia , o el Riu Dolç que «es otra liga, porque que te pongan un plato de nísperos de postre, como en casa de la abuela...», añade.

Si bien es cierto que muchas webs recomiendan sitios a comisión, éste no es el caso. Joan Pérez se abrió al público hace apenas una semana a petición de sus amigos, que hace casi cuatro años que le ven recopilando información. «En mi caso es personal. Siempre salgo a merendar solo y lo que me gusta es encontrarme a gente. Tampoco se trata de ser demasiado simpático, a los mallorquines no nos gusta que nos hagan demasiado caso, sólo el calor humano».

Según Pérez , él «teoriza con anécdotas», por ejemplo sobre la proporción de periódicos disponibles en los bares de Mallorca sobre los que asegura que «si tienen un solo ejemplar, es de Ultima Hora». O bien con curiosidades como los cafés servidos en vaso de cristal del bar Rosellón o los azucareros del bar Pigalle de donde destaca, sobre todo, «el cuadro de don Quijote y el molino», que cuelga en una de sus paredes. Entre sus favoritos también está el bar Vicente y sus tostadas de tomate, el bar Bosch, sa Creu d’Establiments o Ca’n Vinagre. «En la Alberca te tuestan el pan en una chimenea ¡En el centro de Palma! Ya solo por eso...», suspira.

En Mallorca, recuerda, muchos bares nacieron con un cuartito para la barbería dentro porque «antes socializaban así» e insta la gente a fijarse bien «muchos han mantenido ese espacio aunque reconvertido». Y es que el café socializa y contextualiza. Es la mejor opción, según este entendido, para sentarse y charlar de algo importante. Y no sólo lo dice él, también recuerda al intelectual y teórico George Steiner y su Idea de Europa, un libro en el que se define al continente como «un café repleto de gentes y palabras».