Podía servir de pisapapeles, aunque era algo más grande, y –durante un tiempo– fue de mesa en mesa en el área de Presidència. Era un alambique de cobre. Un regalo de la Federación Española de Bebidas Espirituosas. Uno de tantos regalos que se reciben en el Consolat de Mar o en las diferentes conselleries del Govern. Terminó ‘guardado’ en un almacén, concretamente en el antiguo cuartel de Son Tous.
El Código Ético del Govern de les Illes Balears obliga a todos los altos cargos públicos a informar de sus regalos. Además, establece que no podrán aceptar ninguno que vaya «más allá de los usos sociales de la cortesía» y que «tendrán que evitar cualquiera que pueda conducir a la situación real, potencial o aparente de [generar] conflicto de intereses». Además, presidenta, consellers, conselleras y demás cargos tienen que informar de los obsequios y la relación se hace pública en la web del Ejecutivo. Y cualquiera puede consultarlos.
La mayoría declara regalos absolutamente protocolarios –desde botellas, libros, agendas, calendarios, figuras de cerámica– así como su procedencia. Hay pocos de empresas privadas; la mayoría son de otras instituciones y de entidades colaboradoras.
El conseller March con un libro.
¿Y qué ocurre luego con estos obsequios? Diferentes consellers y conselleras, con mayor o menor agrado, han respondido a esta pregunta. Martí March, el conseller d’Educació, incluso ha mostrado uno por el que se siente especialmente atraído. Es un libro –que dice haber leído– y que se titula Corporació d’alienígenes, SA. Explica que fue premiado en la edición de 2019 del Premi de Narrativa Infantil y Juvenil Guillem Cifre de Colonya, del que fue responsable hasta 2015. Las botellas y alimentos se quedan en las conselleries y se consumen en actos y reuniones. Otros acaban en estanterías. Cada conselleria tiene un espacio en el almacén de Son Tous. Hay objetos que, tarde o temprano, terminan ahí.
Algunos de los libros que ha recibido Administracions Públiques.
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Prohibición total de dar y recibir obsequios. SOLUCIONADO. A cuenta de que enviar y recibir obsequios con cargo a los accionistas en empresa privadas y de los contribuyentes en empresas públicas o centros oficiales. Dar una copa por Navidad o detalles, que algunos casos han sido jamones, es un gastos a nivel nacional que no tenemos que soportar todos los contribuyentes. BASTA YA,