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Un juzgado de Instrucción de Palma ha abierto diligencias contra el camarero de una cafetería por un posible delito de odio. El investigado compareció este lunes en los juzgados para responder en un juicio por delito leve (las antiguas faltas) por la agresión denunciada por una pareja gay.

Tras escuchar el testimonio de una de las víctimas, el fiscal pidió suspender el juicio y convertir la causa en un procedimiento abreviado. El camarero pasa de afrontar una posible falta leve por unas lesiones a una pena de prisión por un delito de odio.

La única víctima que declaró explicó que él y su pareja fueron a recoger a una amiga a un polideportivo situado en Son Rapinya el ocho de abril de este año. Fueron a la cafetería que hay junto al complejo y pidieron varias consumiciones. La pareja se dio un beso y un abrazo: «Empezamos a notar que el camarero empezaba a hacer gestos nerviosos, a reírse», relató.

Ese comportamiento por parte del ahora investigado se repitió, según el testigo, durante todo el tiempo que estuvieron en el establecimiento: «Yo estaba de cara al mostrador y veía que entraba y salía y seguía haciendo chanza con un grupo de clientes que estaban junto a la barra. Hubo otro beso y seguían los aspavientos».

Cuando la pareja del testigo fue a abonar las consumiciones reprochó al camarero su comportamiento, «entonces, sin proferir palabra, le intentó pegar un puñetazo», según el testigo. El imputado tiró lo que había encima de la barra y se abalanzó contra la víctima.

Según el testigo, él mismo tuvo que ir a intentar agarrarle y, en ese momento, le empujó contra el mostrador y le provocó un golpe. Tras ese incidente se prolongó la tensión: «No nos dejaban salir», dijo el testigo, que añadió que se sintió humillado por lo ocurrido: «Nunca pensé que me pudiera pasar algo así».

El investigado, sorprendido por la decisión judicial, mostró su desacuerdo y sus protestas ante la jueza, que tuvo que mandarle callar y explicarle que dará sus explicaciones en su momento.