La reina Letizia de rojo, Jimmy Choo y bronceado: no hubo sorpresa mallorquina. | Teresa Ayuga

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El rojo es una apuesta segura y la reina Letizia apostó al caballo ganador durante la recepción de la Familia Real en La Almudaina. De rojo rabioso con un favorecedor cuello halter y falda evasé. Taconazos Jimmy Choo de 12 centímetros, que recicla de otras ocasiones y al precio de 675 euros. Si la mayoría de invitadas alzadas sobre tacones tropezaba o perdía el equilibrio por culpa del traicionero empedrado del patio de La Almudaina, doña Letizia resistió estoica y con prestancia.

Completaba el look unos pendientes de aro, un anillo y un clucht dorado que ya lució en su gira por Argentina. El pelo más oscuro y con las puntas ligeramente hacia afuera contrastaban con un maquillaje que resaltaba sus ojos. El bronceado mallorquín y sus brazos tonificados daban el toque final a la Reina, que parecía más relajada que en anteriores citas.

Sin sorpresa

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Sin duda, la reina Letizia es una influencer, por mucho que el título se haya devaluado. Todo lo que se pone acaba siendo un superventas y, lamentablemente, una vez más, no hubo vestido de diseñador mallorquín. Se echa en falta un guiño más decidido por la moda mallorquina en la audiencia a la sociedad balear. ¿Es una cuestión de los gustos muy definidos de doña Letizia? ¿Entrar en su armario es un privilegio al alcance de unos pocos?
El pasado domingo, la reina Letizia se dejó caer por la tienda de Teixits Vicens en Pollença. Y cuentan que las ventas de la roba de llengües se han disparado como nunca a raíz del bolso de doña Letizia.

«El efecto Letizia funciona. Si tuviésemos que pagar a una influencer como ella, sería un pastizal», dicen fuentes de la moda mallorquina. Se cuenta que la Reina ha tanteado algunos diseñadores pero no parece atreverse ya que ella luce un estilo clásico y muy marcado. Mientras tanto, tendremos que conformarnos con complementos como las espardenyes, la roba de llengües o las joyas de Isabel Guarch en otras ocasiones. Por su parte, la reina Sofía apareció anoche mimetizada con el estilo insular: lucía una cruz mallorquina colgada del cuello y unas espardenyes plateadas. Como representantes de la moda mallorquina estaban la joyera Isabel Guarch, los diseñadores Pablo Erroz, Joana Borràs, Tolo Crespí y Raquel Arañón.

En cuanto a los looks de la noche, hubo de todo. Desde las más recargadas con faldas con grandes vuelos como si fuese una boda de alto copete con moños trabajados a las zapatillas y las rastas. En el medio, todo un universo en el que las más experimentadas optaban por tacón ancho para no perder el tobillo. O las cuñas de esparto, patrimonio mallorquín.

El abanico fue una constante en una pasarela en la que resultó imposible decantarse por una tendencia. Escotes asimétricos o lentejuelas. Faldas con vuelo o túnicas de terciopelo. Y con esas temperaturas. Al final, cada uno se puso lo que le dio la real gana.