Margalida Rosselló, en primer plano, en una protesta contra la carretera Llucmajor-Campos. | Joan Socies

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El controvertido uso de las escorias de la planta incineradora como base para la construcción de carreteras está autorizado en Baleares desde el año 2000, año en que el Govern de Francesc Antich aprobó el plan de residuos cuando Margalida Rosselló era consellera de Medi Ambient, según recoge el Butlletí Oficial de les Illes Balears del 26 de febrero de 2000.

Margalida Rosselló es ahora una de las representantes destacadas de la plataforma antiautopista Llucmajor-Campos, que se opone al uso de este material como base para la construcción de esta infraestructura.

«Estoy en contra de la utilización de las escorias, aunque sé que es legal, pero lo que denuncio es que el nivel de toxicidad de las escorias que se están utilizando en este proyecto es muy superior al permitido», asegura la exconsellera.

Situación límite

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Margalida Rosselló reconoce que en su época se aprobó el plan de residuos que permite el uso de este material, pero afirma que aquello se hizo «por urgente necesidad». Recuerda que aquel primer Govern de Francesc Antich se encontró un auténtico problema ambiental en materia de residuos, por lo que la situación requería «acuerdos límite» como el del uso de las escorias.

Rosselló detalla que las cenizas que producía la incineradora, sumamente tóxicas, estaban almacenadas al aire libre, en bolsas de plástico muy deterioradas, lo que las convertía en sumamente volátiles. «Obligamos a la empresa a construir un depósito de seguridad, una planta de selección de envases y de compost, un planta de tratamiento de escorias... Estábamos en un momento de máximo riesgo ambiental y era preciso actuar», añade.

Rosselló admite que esa solución que se adopte en 2000 no le gusta y cree que ha llegado el momento de modificar el plan para eliminarla. También reconoce que la legislación europea permite el tratamiento de estas escorias, pero pone el énfasis en que las que se están usando en la carretera Llucmajor-Campos supera los niveles de toxicidad que permite la ley, según sus propias mediciones. «Las escorias no están bien tratadas porque tiene que haber decantación del material», señala.

Primer plan

Margalida Rosselló fue consellera de Medi Ambient en el primer Govern de Antich y se encontró con dos graves problemas nada más llegar a la Conselleria. Por un lado, la acumulación al aire libre de las cenizas de Son Reus, muy tóxicas. El otro problema grave fue una persistente sequía en las Islas, que obligó en un primer momento a la instalación de desaladoras móviles para garantizar el suministro.