Martínez Mojica es investigador y profesor de Microbiología en la Universidad de Alicante.

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Francisco J. Martínez Mojica pronunciará el próximo miércoles, 10 de julio, la conferencia La revolución CRISPR, organizada por el Club Ultima Hora Valores con la colaboración de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y la Universidad de Alicante. La conferencia tendrá lugar en el salón de actos de Son Lledó, en el campus de la UIB. Los interesados en asistir pueden inscribirse aquí.

Martínez Mojica es profesor de Microbiología en la Universidad de Alicante, Premi Rei Jaume I d’Investigació Bàsica y Premio Albany, el más prestigioso de Estados Unidos en investigación médica, entre otros reconocimientos. La técnica CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palyndromic Repeats) ha revolucionado la ingeniería genética.

Cuando descubrió el CRISPR, ¿estaba buscando algo parecido?
—Nada que ver. Estaba estudiando los mecanismos de adaptación de microorganismos en salinas, con una salinidad diez veces superior a la del agua del mar. Por entonces se empezaba a secuenciar el ADN de esos microorganismos. Leyendo un fragmento del ADN, vimos secuencias repetidas de una forma muy peculiar, con espacios muy regulares entre las repeticiones. Que hubiera repeticiones es frecuente, pero que siguieran un patrón era sorprendente.

¿Cuándo descubrió que esas secuencias repetidas correspondían a virus que infectaban bacterias?
—Queríamos saber el motivo de las secuencias repetidas. No teníamos ninguna pista, solo hipótesis. Diez años después descubrimos que coincidían con secuencias de virus. Las bacterias las incorporaban para, precisamente, defenderse de esos virus. Las bacterias estaban creando un baúl de recuerdos para generar un sistema de inmunidad adquirida. Y esa memoria se mantiene durante generaciones, se transmite. Esa capacidad no la tenemos los humanos, ni nada parecido. Los virus matan el 40 % de todas las bacterias del mundo cada dos días. La capacidad de las bacterias para incorporar secuencias de virus y así defenderse crea un equilibrio, obedece a una estrategia evolutiva.

¿Qué es lo que hace que una bacteria reconozca un virus y guarde su información?
—No conocemos el mecanismo. El CRISPR es una memoria selectiva, un sistema de defensa con capacidad de memoria, pero no sabemos cómo se articula.

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Tengo entendido que las publicaciones científicas, al principio, no le hicieron mucho caso.
—Para mí era un notición, pero a las publicaciones científicas no les convencía. Ahora alguna me ha confesado que no se creía el descubrimiento. Tardamos dos años en publicarlo, cuando lo normal eran dos o tres meses. Lo hicimos en 2005 en Journal of Molecular Evolution, que no era una publicación de primera línea como Nature o Science. Creo que es el artículo más citado de la historia de la revista. Tuvieron el valor que otras publicaciones no tuvieron.

¿Cuáles son las aplicaciones del sistema CRISPR para la salud?
—Nos permite investigar y conocer las razones de muchas enfermedades de origen genético, miles de enfermedades. Hay defectos genéticos que provocan patologías. En la aplicación en animales, el sistema CRISPR se muestra relativamente rápido y eficaz. Puedes modificar y rectificar un defecto o error genético. Con ratones, se están curando enfermedades. También se están realizando veinte ensayos clínicos, la mayoría de ellos en enfermos de cáncer. Son ensayos fuera del organismo para modificar el sistema inmunológico de los enfermos de cáncer y actuar contra las células tumorales.

Todo suena muy esperanzador.
—El sistema CRISPR abre muchas puertas. Realmente, puedes hacer de todo. Puedes modificar el libro de instrucciones de un ser vivo. Otras aplicaciones pueden ser la generación de alimentos vegetales sin gluten, de plantas más resistentes o de plantas más adaptadas al cambio climático. Y lo podemos hacer mediante una técnica relativamente sencilla. Ya hay plantas modificadas en Estados Unidos con el sistema CRISPR, pero en la Unión Europea son consideradas transgénicas. No lo son, porque esos cambios pueden producirse en la naturaleza, pero gracias al CRISPR pueden ser mucho más rápidos.

¿Otras aplicaciones?
—En general, la protección frente a los virus, el aumento de la productividad o, por ejemplo, la creación de un mosquito resistente a la malaria y que no transmita otros virus. Todo esto está en una fase experimental, pero ya se ha hecho. También es muy importante para los métodos de diagnóstico molecular. En segundos o minutos puedes detectar virus o células cancerosas, y de un modo barato, con una simple muestra de sangre

Igual que esperanzador, puede resultar un tanto inquietante si pensamos en algunas aplicaciones para humanos.
—No hay que ser imprudentes. Un investigador chino ha modificado genéticamente a dos niñas gemelas para que sean inmunes al sida. Eso es imprudente e injustificable, porque todavía no conocemos cuáles pueden ser todas las consecuencias. No tenemos un nivel de conocimiento para hacer eso. La herramienta, aunque esperanzadora, no es aún infalible. Nos encontramos con unos resultados de laboratorio fantásticos, con una información muy valiosa, pero todavía no podemos ir más allá.

Pero ha habido un boom, ¿no?
—Ha sido una barbaridad. La herramienta del CRISPR es fácil de utilizar y, al mismo tiempo, resulta eficaz. Gracias a ella, muchos grupos de investigación que no se planteaban la modificación genética ahora la realizan porque el procedimiento es sencillo. El crecimiento ha sido espectacular y el cambio en la investigación ha sido rápido y radical.