Reloj sobre la pizarra instalado en una de las aulas del edificio Ramon Llull. | UIB

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La Facultat de Filosofia i Lletres de la UIB ha instalado relojes analógicos en todas sus aulas para evitar que los alumnos lleven los suyos en los exámenes.

La medida obedece a que los profesores y los propios estudiantes han detectado que alumnos recurren a relojes digitales inteligentes para copiar en los exámenes. Así, la facultad ha instalado los tradicionales relojes de manecillas en las paredes frontales de las aulas con el objetivo de que, en los exámenes, los profesores puedan exigir a los alumnos que no lleven los suyos o dejarlos fuera de su alcance, al igual que ocurre con los móviles.

El decano de Filosofia i Lletres, Miquel Deyà, ha dirigido una circular al profesorado de la facultad en la que alerta «de la creciente tendencia a copiar en los exámenes» y recuerda que algunos de los relojes que portan los estudiantes «son auténticos ordenadores». La circular destaca que algunos alumnos se han dirigido a los profesores y al propio decano para denunciar a compañeros «que copian sistemáticamente». Para Deyà, «es una cuestión muy grave, pues el acceso a algunos másters depende rigurosamente de la nota de expediente».

El decano y los profesores ya han mantenido una reunión con un alumno que ha cometido supuestos fraudes en las evaluaciones «en numerosas ocasiones» y que ha sido denunciado por sus compañeros. Este hecho podría derivar en la petición al rectorado de la apertura de un expediente, «especialmente por la reiteración en el fraude cometido».

En su escrito, Miquel Deyà pide a los profesores que «por respeto a los alumnos que sí estudian, no permitáis que se hagan exámenes con relojes y otros instrumentos susceptibles de ser utilizados como fuente de información».

El decano reconoce que la facultad hizo una inversión para instalar los relojes analógicos, «pero se trata de un gasto moderado, pues los aparatos son sencillos, con la única función de marcar la hora. Solo hay que preocuparse de cambiarles las pilas».

Deyà expresa su preocupación por «la creciente y escandalosa» incidencia de la copia o el fraude en los exámenes, aprovechando las ventajas de determinados dispositivos digitales e inteligentes, incluidos los relojes, como en este caso.