El histórico hotel Riviera, en La Habana,  que gestiona Iberostar.

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Este miércoles es una fecha histórica para Cuba y decenas de miles de ciudadanos estadounidenses de origen cubano que vieron confiscadas sus propiedades en este país caribeño tras la Revolución de 1959 liderada por Fidel Castro. La decisión de Washington de levantar la suspensión de la ley Helms-Burton se traducirá en una avalancha de demandas ante los tribunales americanos para recuperar los inmuebles y solares expropiados.

Esta situación, propiciada por una decisión personal del presidente Donald Trump, genera alarma y preocupación en todas las cadenas hoteleras mallorquinas presentes en Cuba, entre ellas Meliá, Iberostar, Barceló, Be Live, Blau, Valentín y Roc.

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De multiplicarse las demanda en tribunales estadounidenses, según fuentes jurídicas, se podría generar una espiral de litigios internacionales que perjudicaría a las empresas demandadas, especialmente si cuentan con algún tipo de activo en Estados Unidos.
Las cadenas mallorquinas mantienen un silencio administrativo a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos en las próximas semanas.

Todas ellas reconocen, sin embargo, la incertidumbre e inseguridad jurídica que se ha creado por el anuncio de Washington. Meliá ya ha informado que no tienen la propiedad de ningún inmueble expropiado. La CE ya se ha posicionado a su favor.