Nido de avispa construido en el tallo de una planta. | Ultima Hora

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En Baleares habitan varios centenares de especies diferentes de avispas. Los científicos las clasifican en familias. En dos de ellas (Eumenidae y Sphecidae) encontramos avispas que construyen sus nidos con barro. Son las llamadas avispas alfareras y algunas de sus construcciones son realmente llamativas, pues se asemejan a auténticas creaciones de artesanía cerámica o de alfarería.

En este sentido, el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea) y el Ajuntament de Marratxí, el municipio de Mallorca con mayor tradición cerámica (y donde se celebra la Fira del Fang) han editado un folleto en el que se pide a la población que no destruya los nidos de barro de las avispas, pues «éstas cumplen una importante función como controladoras de plagas y polinizadoras de plantas».

Dentro de cada uno de sus nidos, a menudo con diversas celdas, la avispa hembra deposita un huevo fecundado. La hembra adhiere el huevo al techo del nido mediante la secreción de un filamento. Tras haber puesto el huevo, la avispa inicia la captura de presas, normalmente orugas y pequeñas arañas, a las que inmoviliza mediante la inyección de veneno con una picadura de su aguijón.

Una vez que el nido está lleno con una o varias presas, la avispa tapa herméticamente la entrada. Al salir la larva del huevo, encuentra alimento fresco: las orugas y arañas vivas, pero anestesiadas.

Cuando ya se ha comido a las presas, la larva se convierte en crisálida y a veces elabora un capullo de seda. Completada la metamorfosis, la avispa, ya adulta, abandona el nido abriendo un orificio en el nido con sus mandíbulas.

Meticulosa

La avispa siempre busca un lugar apropiado para construir su nido, a menudo una rama, un tallo o una pared. Recoge barro, ni muy seco ni muy húmedo, y lo va acumulando sobre la superficie seleccionada. Usando su saliva para facilitar la labor, va extendiendo el barro con sus mandíbulas y comprobando constantemente con sus patas el grosor de la pared. Capa sobre capa, va dando forma al barro utilizando la misma técnica que los alfareros humanos usan para la elaboración de sus vasijas.

La avispa va creando una forma de olla o cápsula mediante movimientos circulares, recurriendo para ello a las mandíbulas y el abdomen. Según el folleto divulgativo del Imedea y del Ajuntament de Marratxí, «en algunos aspectos, la técnica de las avispas supera al mejor de los artesanos».

Finalmente, la avispa concluye su construcción realizando una obertura en forma de embudo, trompeta o un simple orificio circular. Cuando la avispa ha puesto el huevo y ha llenado el nido de alimento, esa obertura será tapada. El Imedea y el Ajuntament de Marratxí han querido dar a conocer la prodigiosa labor de estos insectos.