Cristina López, este miércoles frente a la sede del IMAS, en la calle General Riera. | Teresa Ayuga

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Cristina López, madre de un niño tutelado por el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS), inició este miércoles una huelga de hambre que no acabará «hasta que me devuelvan a mi hijo», asegura. Cristina López hizo estas manifestaciones frente a la sede del IMAS, en la calle General Riera, donde ha instalado su tienda de campaña con la intención de permanecer allí hasta que recupere la tutela de su hijo. «No me moveré hasta que me lo devuelvan», insiste.

López explica que es piloto comercial de aviones y lleva ya más de cinco años «luchando» para recuperar la tutela de Àngel, que ahora tiene once años y que pasó a estar bajo supervisión del IMAS en enero de 2014. «Entonces residíamos en Escocia, pero viajamos a Mallorca porque quise que Àngel conociera la tradición de los Reyes. Mi padre [el abuelo del niño] nos denunció el 14 de enero ante el IMAS y el 16 Catalina Cirer [entonces presidenta del IMAS] firmó la resolución que lo declaraba en desamparo», explica la madre. La resolución se fundamentaba en que el niño no estaba escolarizado, que cambiaba de domicilio con frecuencia y que la madre padecía «precariedad económica», entre otros aspectos que, de acuerdo con el IMAS, afectarían negativamente a la criatura. Cristina lo niega.

Tras varios meses en centros de menores, Àngel fue dado en acogida a sus abuelos, a los padres de Cristina, con quienes sigue viviendo.

La madre ha recurrido judicialmente distintas resoluciones sobre la tutela y el régimen de visitas. Los tribunales, según la progenitora, se han pronunciado en uno y en otro sentido en varias ocasiones, pero en la actualidad ni ha recuperado la tutela ni puede visitarle. Explica que en unas semanas el niño declarará nuevamente ante el juez, a puerta cerrada y a petición de Fiscalía.

Actualmente hay cerca de 50.000 menores bajo tutela de la Administración en España. Cristina López denuncia que tras estas cifras hay «una mafia» que se lucra con ello. «No son niños tutelados, son niños secuestrados», defiende.