Entrevista al presidente del Parlament balear, Baltasar Picornell. | Teresa Ayuga

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Nunca hubiera imaginado presidir el Parlament pero ahora, después del último pleno de la legislatura, se nota que le ha cogido cariño y donde antes de meterse en política veía «casta» ahora ve «trabajadores y trabajadoras» que se preocupan por la gente. Sin embargo, Baltasar Picornell –conocido como Balti por sus amistades– ya no formará parte de la candidatura de Podemos al Parlament. Su próximo objetivo político es la alcaldía de Felanitx, su pueblo, donde trabajó como carpintero metálico hasta que, en mayo de 2015, ocupó uno de los 10 escaños que la formación morada logró en las elecciones de aquel año.

«No sé cómo puñetas llegué aquí», dijo al terminar el ultimo pleno

—Y es cierto, pretendía reflejar las sorpresas que me he ido llevando. Entré como de rebote al Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos tras una dimisión, quedé número cinco en las primarias de 2015 y no lo esperaba y, después, por una serie de circunstancias llegué a la presidencia del Parlament.

Llegó tras la crisis que llevó a la expulsión de Xelo Huertas ¿Quién se equivocó en aquel episodio?

—Buf, creo que la parte que ahora está en el grupo Mixto. Cuando estás en un partido o en una organización tienes que respetar sus directrices, te guste o no.

¿De quién fue la idea de que presidiera el Parlament?, ¿quién se lo propuso?

—En diciembre [de 2016 ] se citaban dos nombres en todas las informaciones sobre lo que podía pasar, el mío y el de Marta Maicas. La verdad es que, cuando se decidió que Podemos tenía que ocupar el puesto, quienes estábamos en el grupo nos ofrecimos al partido para lo que hiciera falta. Un día me llamó el secretario de Organización, Alejandro López,   y me lo propuso. Le dije que me lo dejara pensar. Pregunté al resto del grupo y acepté pese a las dudas que se planteaban sobre mi falta de experiencia y hasta de mi indumentaria.

Sí, los medios se fijaron mucho en su aspecto. Recuerdo que se publicó un análisis sobre su peinado.

—Pero creo que con el paso del tiempo se ha revertido la situación, todo se ha visto con normalidad. He cambiado mínimamente mi estética pero fue muy duro. Incluso por los comentarios que publicaron los medios estatales.

¿Ha cambiado la manera como entendía la política cuando empezó?

—Muchísimo. En estos cuatro años, y sobre todo en los dos la presidencia del Parlament he aprendido mucho. Es difícil cambiar las instituciones, los procesos son muy lentos. El primer año aprendí un montón. He aprendido a querer esta institución, yo al Parlament lo quiero un montón, y hemos hecho buena pedagogía para que la gente vuelva a creer en esta institución.

¿El sistema funciona?, ¿el Parlament no es «la casta» de la que hablaba Podemos?

—Había gente que hacía su oficio de la política, por eso hablábamos de casta. Pero aquí se trabaja mucho, en el Parlament se echan muchas horas. Hay quienes sólo ven el momento de los plenos, pero hay un trabajo previo en comisiones. Hoy no veo casta política, veo a trabajadores y trabajadoras que trabajan por la gente.

¿Usted cree que con las leyes que ha aprobado el Parlament esta legislatura se ha mejorado la vida de la gente?

—Veníamos de una legislatura de recortes y retrocesos. Hemos empezado a cambiar, los proyectos no son sólo a cuatro años vista.

¿Ha votado alguna vez en contra de su conciencia?

—Creo que no, que nunca he votado en contra de mi conciencia. Otra cosa es que cuando militas en un partido no siempre sale lo que tú opinas. Pero antes, eso sí, se ha producido un debate donde se puede argumentar. Voy a contar una cosa: yo voté en contra de que Podemos asumiera la presidencia del Parlament y lo he presidido. Mira, ya he dado el titular de la entrevista. O no, no lo utilices como titular, pero es interesante que se sepa.

¿Usted no lo ve como titular? No sé cuál será.

—No, no lo veo, pero al final saldrá. Es una explicación de por qué voté en contra. Pienso que Podemos perdía una voz. Fue en solidaridad con mis compañeros.

La presidencia también tiene una parte de representación, ha visto a empresarios, militares y al Rey

—Al principio la situación se me hacía extraña. Ahora todo se ha normalizado. Acaba de pasar por aquí el presidente del Tribunal Superior y un coronel. He recibido a quienes me han pedido audiencia.

¿Cómo fue la primera audiencia y su conversación con Felipe VI?

—Fue una conversación muy amena. Es una persona como cualquier otra, de trato bastante correcto. Había gran interés por esa audiencia. Se resaltaba que era republicano, mi manera de vestir, que llevaba el cabello largo. Los periodistas iban a por esa foto. Había muchos.

¿Y qué le dijo el Rey?

—Sus primeras palabras al darnos la mano fueron: «Mira cuánta expectación has creado».

¿Por qué no se presenta otra vez?

Lo valoré en su momento. Han sido cuatro años muy bonitos pero decidí dar un paso atrás.

Usted y todo el grupo. Nadie sigue.

—Casi todos hemos derivado a la política municipal. Yo, a Felanitx.

Laura Camargo y Carlos Saura, no.

—Laura lo ha dado todo de sí y y ha hecho auténticos equilibrios, Carlos es muy joven y tiene todo el futuro por delante. Yo sé que nunca dejarán la política, que seguirán haciéndola desde la calle y no descarto que nos volvamos a encontrar.