El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades habla sobre su paso por la política y la inversión en investigación en España. | M. À. Cañellas

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Pedro Duque (Madrid, 1963) es el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, aunque era conocido con anterioridad por ser el primer astronauta español y su dilatada trayectoria en proyectos aeronáuticos y aeroespaciales. Este martes visitó Palma con una intensa agenda de actividades: audiencia con la presidenta Armengol, visita al buque oceanográfico y a la sede del Sistema d’Observació Costanera de les Illes (SOCIB) y visita al Institut d’Investigació Sanitària de les Illes Balears (Idisba). No pudo participar en un acto en la UIB por prohibición de la Junta Electoral Provincial.

¿Qué le ha parecido la suspensión del acto en la UIB?
— Bueno, como ministro de Universidades me pareció normal visitar una universidad, pero no voy a cuestionar el criterio de la Junta Electoral. Ya tendré oportunidad de venir a la UIB tras las elecciones. Lamento haber fastidiado el acto por el hecho de ser quién soy.

Sólo habrá podido ser ministro durante nueve meses. ¿Qué es lo que ha podido hacer?
— Hemos iniciado varias líneas que consideramos imprescindibles y en las que trabajamos desde el primer día. Tenemos investigadores de un nivel muy alto, pero con contrataciones precarias y con necesidad de dedicar mucho tiempo y energías a cuestiones que son administrativas y burocráticas. Hemos puesto en marcha modificaciones legales para reducir la burocracia, fomentar contratos indefinidos por proyectos –lo que beneficia especialmente a los jóvenes– e igualar la evaluación de los currículums de las mujeres científicas.

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¿Y qué le ha quedado pendiente?
— Un tratamiento más ágil en las devoluciones del IVA de investigadores y científicos, y una mayor sencillez en las justificaciones de los fondos públicos a los que éstos han tenido acceso por proyectos en competencia. El objetivo era una mayor simplificación, pero sin renunciar a un control exhaustivo de los fondos públicos.

La eterna cuestión es la escasa inversión en investigación en España.
— En investigación, desarrollo e innovación invertimos el 1,2 % del PIB, cuando la media europea es del 2 %. Nuestro nivel de inversión es muy bajo, cuando nuestro potencial es enorme como país puntero en investigaciones y con empresas que ganan contratos. Ahora estamos en el 1,7 % del presupuesto estatal y deberíamos llegar a la media europea del 2,5 %. En inversión pública no estamos tan mal, pero la privada es muy baja.

¿Por qué?
— Porque nuestras empresas son muy pequeñas y tienen poco margen de beneficio para invertir en investigación. Hemos puesto en marcha un programa para fomentar que estas empresas puedan aprovechar los recursos de centros tecnológicos públicos y privados. También hemos iniciado un programa de financiación con capital riesgo público para que estas empresas puedan crecer. Necesitamos empresas tecnológicas más grandes y potentes, y que la inversión de fuera compruebe que España es un país rentable por la preparación de sus investigadores.

Los que, como usted, vienen de un mundo ajeno a la política no suelen quedar muy satisfechos de su paso por ella.
— El balance ha sido muy positivo. Estoy satisfecho porque, en poco tiempo, hemos podido sacar adelante muchas cosas con el apoyo del presidente Sánchez. Es verdad que queda por hacer, pero estamos decididos a sostener el incremento de la inversión del Estado en investigación, desarrollo e innovación, y me gustaría que ello se tuviera en cuenta en el momento de las elecciones.