María José Barroso está indignada contra el hospital. | Teresa Ayuga

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A María Josefa Barroso (María José, tal y como a ella le gusta que la llamen) la vida la ha golpeado con dureza. Tras una peritonitis y detectarle un cáncer de colon para el que recibió quimioterapia y le realizaron una colostomia (procedimiento quirúrgico en el que se saca un extremo del intestino grueso a través de una abertura hecha en la pared abdominal), le colocaron una bolsa (para las heces) que le fue retirada el pasado día 3 de enero en Son Espases.

Esta mujer, nacida en Orense en 1966, que lleva años viviendo en Mallorca y trabaja como camarera, no podía ocultar su sorpresa: «Al despertarme de la intervención para la reconstrucción del tránsito intestinal, retirada de la bolsa y el cierre de la colostomia, al bajar los efectos de la anestesia, lo que yo notaba era dolor en un pie», explica.

Barroso ha denunciado al hospital ante el juzgado de guardia, porque «salí del quirófano con un esguince en un pie y en Son Espases nadie se hace responsable» y exige que le den una explicación de «lo que pasó en el quirófano».

Según denuncia, «le dije a la enfermera que me dolía más el pie que la barriga, que es donde me habían hecho la intervención, cuando me quitó la sábana vio que lo tenía muy hinchado».

Barroso relata que la doctora de digestivo que la atendió pidió, al día siguiente de la intervención, una consulta con un traumatólogo. «Me hicieron una radiografía y me dijeron que tenía una fractura en la parte superior del pie y que se podía corregir con una pequeña intervención y poniendo un tornillito», comenta y añade que «yo pedí explicaciones qué me había pasado en el quirófano para salir con el pie fastidiado y no me han dado ninguna».

De hecho el mismo día de la radiografía, el 4 de enero, le pusieron una férula de yeso en el tobillo. «Al día siguiente, sin tener en cuenta que no podía moverme, con una intervención en la barriga y un pie escayolado, me quitaron la sonda y el médico me dijo que me tenía que levantar de la cama y empezar a andar porque la tripita se tenía que mover. Yo prácticamente no podía andar por el dolor que tenía en el pie y por la herida de la barriga», afirma la denunciante.

Días después, el 9 de enero, un facultativo, «supongo que era un coordinador médico, me dijo que le sabía muy mal lo que le había pasado, y que precisamente habían comprado unas perneras carísimas para evitar accidentes como el que yo había sufrido en el quirófano».

Su sorpresa fue que al recibir el alta médica, el mismo día 9, no se incluía para nada lo que le había pasado en el pie. «Exigí que me rectificaran el informe de alta, todo fueron pegas, me planté y dije que no me iba, y al final rectificaron el informe», argumenta.

«Lo curioso es que el informe de alta de hospitalización no está firmado por ningún médico, quiero que el hospital me dé una explicación», apostilla.