Cabina en la plaza Joan Carles I de Palma. | Jaume Morey

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Las cabinas telefónicas continuarán formando parte del mobiliario urbano de las calles. Su desaparición estaba prevista para este año pero el Gobierno central, contra todo pronóstico, decidió que sigan incorporadas en las prestaciones incluidas dentro del servicio universal de telecomunicaciones.

El último viernes del año 2018 se aprobó un real decreto que elimina la obligatoriedad de dos de las prestaciones incluidas dentro del servicio universal –las guías telefónicas y el servicio de consulta sobre números de abonado–, pero, por ahora, se mantienen las demás, entre las que figuran las cabinas telefónicas.

En Baleares quedan 398, según informó Telefónica, de las que entorno a 300 están en Mallorca, unas 30 en Menorca, otras 40 en Eivissa y solo 3 en Formentera.

En el conjunto de España quedan a día de hoy 18.000 cabinas de teléfono y prácticamente la mitad no registra ni una sola llamada al año. Sin embargo, de media, cada cabina se utiliza algo más de una vez al día.

Estas cifras representan casi un tercio de las que había en el año 1999, cuando se alcanzó un total de 55.000 cabinas en la vía pública en España, y cuando el uso del teléfono móvil no estaba tan generalizado. La caída media interanual del uso medido en minutos de las cabinas ha sido superior al 30 %.

En España, la regulación establece un teléfono público en municipios de más de 1.000 habitantes y uno más por cada 3.000 habitantes. Es decir, cuando un municipio pase de los 3.000 habitantes debe disponer de dos teléfonos públicos y uno más por cada 3.000 habitantes adicionales. Por contra, en países como Francia, Bélgica o Dinamarca se han retirado las cabinas telefónicas.