La capital balear es la zona donde se concentra la mayor actividad hotelera en temporada baja. | czelinski

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La premisa de que hay que apostar por la calidad en detrimento de la cantidad en materia turística empieza a tener efecto. El mes pasado, el descenso de la ocupación hotelera y de las pernoctaciones no trastocó la rentabilidad empresarial. Así se desprende de la Coyuntura Turística Hotelera publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La ocupación media por plaza en los hoteles de Baleares si situó en noviembre en el 44 %, por debajo de la media estatal (51,47 %), algo propio en esta época, y también fue inferior a la registrada en las Islas un año antes, que fue del 50,26 %. La ocupación media de noviembre de este año ha sido la más baja de los últimos cuatro años en esta época del año. También descendió el número de pernoctaciones.

Los hoteles de Baleares registraron 377.623 pernoctaciones en noviembre, lo que supone un 15,86 % menos que en el mismo mes de 2017. En cuanto al número de viajeros, los establecimientos de las Islas recibieron 102.213 turistas en noviembre, un 12,3 % menos que en el año anterior. De ellos, 56.698 eran extranjeros y 45.515 residentes en España.

Sin embargo, este descenso no se tradujo en una menor rentabilidad. Los ingresos medios por habitación disponible (RevPar) se situaron en 45,15 euros, cantidad que se mantuvo prácticamente invariable respecto a un año antes, ya que representa un 0,36 % más.

Por su parte, los precios hoteleros se mantienen entre los más altos del Estado, incluso en temporada baja. El mes pasado, se incrementaron cerca de un 3 % en comparación con el 2017, una subida superior a la media estatal, del 2,4 %. La estancia media sigue descendiendo y se situó en 3,69 días el mes pasado.