Entrevista con el presidente en España de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA), Alfredo Serrano. | M. À. Cañellas

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Alfredo Serrano (Madrid, 1963) es ingeniero Industrial y cuenta con un MBA por la IUT-Sénard de Fontainebleau. Lleva en el mundo de los cruceros desde 2002, año en que se incorporó al grupo Iberostar para hacerse cargo de IberojetCruceros y luego de IberoCruceros (Carnival). Se incorporó a la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA en sus siglas inglesas). Conoce a la perfección esta industria y afirma que su potencial de crecimiento va a ser espectacular. Niega que los barcos de cruceros contaminen los puertos y que los turistas saturen el centro de Palma. Afirma que el sector de los cruceros desestacionaliza la oferta turística en Mallorca porque los picos de actividad se producen en octubre

¿Qué balance realiza de la industria de los cruceros en 2018?

—Distingo entre el turismo emisor y receptivo, pero va a ser muy favorable. En receptivo el crecimiento del turismo de cruceros acumulado hasta agosto puede llegar al 30 % de crecimiento en los puertos españoles y acabaremos el año con un alza global del 12 %. En cuanto al emisor, los últimos datos dan un alza del 8,5 % de enero a junio, pero todo hace indicar que se superaran los 510.000 españoles que se fueron de crucero en 2017.

¿Y en Balears?

—El turismo emisor no es tan importante como el receptivo. Los puertos gestionados por la Autoritat Portuària de Balears (APB) son los segundos en cuanto a volumen a nivel de toda España y los cuartos en el Mediterráneo. La actividad de Palma es muy importante, principalmente por es un puerto base de inicio y finalización de cruceros, lo que supone un gran impacto económico para la Isla.

¿Qué supone ser un puerto base de cruceros?

—Es un símbolo de la confianza que ofrece el destino, porque todo se construye alrededor del puerto base en materia económica y turística. Ser un puerto base propicia que haya cruceristas que se alojen una media de dos noches en hoteles de Mallorca, al mismo tiempo que genera una actividad económica extra para Palma por el acopio de todo tipo de provisiones y servicios. El caso del puerto de Palma tiene un alto valor añadido, ya que ha logrado consolidarse por la excelente conexión aérea.

¿Cómo han actuado las navieras con la ecotasa?

—La decisión adoptada por todas las navieras es asumir el coste de este impuesto turístico. Lo que nos preocupa e incomoda es el mensaje que se da al exterior de que se da un tratamiento diferenciado a crucerista respecto a otro tipo de turistas que llegan a las Islas. Al margen, la ecotasa tiene que ser finalista y transparente.

¿Qué opina de las acusaciones de que los cruceros contaminan?

—Nunca ha habido un estudio que confirmara esto y los únicos informes son los que realizan las navieras y la UIB. Los cruceros son una industria que se encuentra a la vanguardia en el transporte marítimo y las críticas no se ajustan a la realidad. Esto es frustrante con las inversiones que se realizan. El 60 % de los barcos de crucero y el 100 % de los que se están construyendo ya incorporan sistemas de tratamiento de agua.

¿Y en cuanto a las emisiones de gases ?

—Pediría un poco de prudencia y que no se generara alarma. Hay una Conselleria de Medioambiente que afirma que el aire que se respira es de buena calidad en Balears. Estamos a la vanguardia de la tecnología en nuestro sector, ya que el 30 % de los barcos en construcción van a estar equipados con gas natural licuado. La propulsión va al alza con este sistema. El 60 % de los buques actuales incorporan sistema de lavados de gases. El 70 % de los nuevos barcos van a tener muy bajas emisiones. Es descorazonador que se invierta en medio ambiente y en algunos sitios parece que estos esfuerzos caen en saco roto.

¿Inciden los cruceros en la turismofobia?

—Según los datos del AETIB la actividad de los cruceros representa el 6 y 8 % de la llegada de turistas a Mallorca. Cuando se habla de los cruceros, el éxito de Palma es haberse convertido en un puerto base. Entre el 40 y 45 % de movimientos del tráfico es de puerto base. El puerto de Palma es el 5º puerto base de cruceros del Mediterráneo y no todos los cruceristas bajan a tierra.

¿Inciden los cruceros en la desestacionalización?

—Es un sector que incide en la desestacionalización. Su temporada es de seis meses y los picos se producen en los meses de mayo y octubre. En octubre Palma contabilizó 85 escalas y en agosto 65, lo cual lo dice todo.

¿Por qué no hay navieras españolas?

—Iberostar y Pullmantur crearon sus compañías de cruceros, pero las multinacionales las adquirieron. Pese a todo, se trata de un sector globalizado y en el que hay que hacer inversiones importantes.

¿El turismo de cruceros satura los centros históricos?

—Se nos pide aplanar la llegada de escalas y esto se ha logrado con un efecto desestacionalizador. Somos un porcentaje pequeño de esa posible congestión, pero somos un sector organizado y con capacidad de interlocución con las administraciones. Aquí, se engloba los puntos de descarga alternativos que se negociaron en Palma.

¿Qué impacto tiene un crucero en la economía local?

—Decir que los cruceros van a crecer en Palma en las temporadas baja y media y su impacto económico irá a más en Balears, puesto que en 2018 se han superado los 265 millones de 2014. La contribución económica es muy importante en todos los puertos y en todos los sectores productivos e industriales, así como en materia de impuestos.