La abogada Aina Díaz. | Pere Bota

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Viene una semana grande para Podemos en Baleares. Será la próxima. Del 20-N al 25-N habrá votación telemática para elegir las listas a partir de las cuales se conformarán las candidaturas. Habrá pugna en Menorca. En Mallorca el pulso se centra en el Parlament.

El oficialismo presenta de cabeza de lista a Su Señoría, el antiguo errejonista Juan Pedro Yllanes, seguido por la hasta ahora controvertida concejal Antonia Martín y por el secretario de organización, Alejandro López (que tiene la misión de amarrar en corto a Su Señoría para que no se desmande ni se contagie de alguna bacteria de Xelo Huertas que se haya podido quedar anidando en la Sala de las Cariátides).

Visto lo visto, parecía que el asunto estaba controlado. Pero hete aquí que la abogada Aina Díaz se ha lanzado al ruedo capote en mano y de manera sorpresiva al frente de una lista 'de integración'. Ha sido una sonora traca que ha animado un cotarro que había quedado adormecido tras la retira de Laura Camargo y sus trotsko-anticapitalistas, convencidos de que Juan Pedro Yllanes está ideológicamente a la derecha de Francina Armengol el día que hizo la primera comunión. Mas con Díaz en el ruedo estas primarias ya se parecen más a una exhibición de 'toros a la balear' (sin banderillas ni picadores y con el astado en plena forma) que a una procesión de Viernes Santo con el itinerario y el final más cantado que una saeta.

La pablista Aina Díaz se presenta porque intenta romper la «actual dinámica de demasiado aparatismo. En Podemos los círculos tienen la soberanía». Ve a un aparato «demasiado encerrado en sí mismo» y proclama «la necesidad objetiva de que haya gente que sume y unifique, que es lo que en estos momentos necesita el partido». Fuentes oficialistas aseguran que «Aina y su grupo no tienen ninguna posibilidad», mientras que el entorno de Díaz explica que «nosotros no vamos contra nadie. Al contrario. Buscamos una solución sintética que una al partido lo máximo posible, no que lo disgregue».

Así está el patio de cara a la semana que viene. Este proceso electoral interno tiene mucho morbo porque de los resultados de Podemos va a depender que la izquierda mantenga el poder en Baleares a partir de mayo del 2019. Si los podemitas pierden apoyos y fuerza en sus zonas de influencia urbana, sobre todo en el amplio, vivaz y que-no-se-casa-con-nadie Ensanche de Palma, los beneficiarios serán Ciudadanos y Actúa-Vox. Los esperpentos podemitas de la presente legislatura, como el hundimiento de Huertas y Seijas en el Parlament; los problemas de Jarabo (finalmente recuperado para Cort) y las revueltas encabezadas por Camargo, pueden pasar factura. A eso hay que añadir la dolorosa inoperancia del grupo municipal podemita en Cort sólo compensado por el buen trabajo desarrollado por este partido en el Consell.

Podemos tiene mucho que remontar en poco tiempo para reconquistar los dulces y optimistas niveles del 2015. Y esta es la baza que quiere aprovechar Aina Díaz, que desde el comité de garantías busca dar el salto al Parlament en una lista de integración que recupere la ilusión y las ganas de pelea. No lo tiene nada fácil.