Francisca Ezquerra Mesquida, la actual propietaria, cuenta que su abuelo era peluquero en Porreres, pero tras su paso por el servicio militar en África decidió abrir la tienda en Ciutat. | Joan Torres

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En el año 1945, Miquel Mesquida Bordoy decidió abrir Mesquida Calzados y Complementos, uno de los comercios que integran el catálogo de Establecimientos Emblemáticos que ha aprobado Cort. Al entrar en su interior, aún se conserva la esencia de sus orígenes, gracias a que el negocio sigue en manos de la misma familia y ya van por la tercera generación.

Francisca Ezquerra Mesquida, la actual propietaria, cuenta que su abuelo era peluquero en Porreres, pero tras su paso por el servicio militar en África decidió abrir la tienda en Ciutat. Entonces estaba en la esquina de la calle Francesc Manuel de los Herreros y era solo alpargatería; con el tiempo ha pasado a ser zapatería y tienda de complementos, aunque Francisca destaca que no ha perdido su esencia y es una de las pocas alpargaterías que quedan en Mallorca.

La unión de la familia Mesquida con este comercio es muy fuerte. La propietaria cuenta que su madre nació allí. Además, destaca que ella está allí desde que era pequeña y confiesa que «me gusta mucho, somos ‘esperdenyos’ de nacimiento».

Francisca explica que han logrado sobrevivir a las diferentes crisis económicas porque tiene mucho surtido, tanto de productos antiguos como de las últimas novedades que llegan al mercado. Además, añade que otra de las claves para ello es el trato que ofrecen a sus clientes, que es muy familiar. «A la gente le gusta que le traten con cariño», sostiene.
Los clientes de esta zapatería son de la zona, pero también vienen de otros pueblos de la Isla porque quedan muy pocas alpargaterías y vaticina que «cada vez quedarán menos».

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Francisca apunta que «esta última crisis económica ha sido la peor, diez años de crisis son muchos, ha sido muy larga». En su opinión, actualmente «no enseñamos a nuestros hijos a comprar en el pequeño comercio». Esto provoca un daño muy importante, que obliga a muchos comerciantes a cerrar. Sin embargo, precisa que hay motivos para el optimismo porque «hay clientes que dejaron de venir y ahora vuelven a buscar la tienda de barrio».

Pese a las dificultades que han atravesado durante sus años de historia, los dueños de Mesquida Calzados y Complementos nunca se han planteado cerrar. Sin embargo, no tienen claro si habrá una cuarta generación al frente del negocio. «No sé si mis hijas querrán estar aquí, aún quedan muchos años», comenta.

La propietaria de este pequeño comercio señala que «ahora la gente vuelve a pedir calidad, se nota un poco de repunte de la crisis económica. La gente acaba dándose cuenta de que el género barato al final sale caro».

Además, considera que la iniciativa del Ajuntament de declarar establecimientos emblemáticos está bien porque «la gente nos ve un poco más». No obstante, reclama que «nos quieran y nos mimen porque el pequeño comercio es el que limpia e ilumina el barrio».