La Filadora celebra este año su centenario. | Pere Bota

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La Filadora, además de haber sido declarado comercio emblemático por el Ajuntament, este año está celebrando su centenario. Fue en 1918 cuando Josep Puncernau Viladot decidió abrir un negocio especializado en telas, uniformes, sastrería y banderas, entre otras cosas, en la calle Sant Miquel.

Con el paso del tiempo, la familia Busquets i Soler tomó el relevo y trasladó el negocio a la calle Vilanova, donde se mantuvo los años que Miguel Ángel Aguiló fue el propietario de La Filadora tras su concurso de acreedores. Durante ese periodo, Victoria Sánchez trabajó en la tienda y desde 2015 es la propietaria. «Siempre he sido una fan absoluta de La Filadora, este negocio debía continuar», expresa la propietaria.

«Yo tenía un negocio de telas de firma, de tapicería y de decoración y cuando vi que estaban soltando La Filadora decidí comprarlo y me fue fácil adaptarme porque seguía mi línea de negocio», explica.

Los productos

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Ahora, este comercio emblemático está en Carrer dels Foners 21 y, según Victoria Sánchez, lleva con los mismos proveedores desde hace 60 años y sigue la misma línea de productos pero con mejoras. «A parte de todas las telas que tocamos, como telas del hogar, de confección, náuticas, de carnaval y de Semana Santa, hemos ampliado a cortes de espuma y ahora tenemos servicio de tapicería, taller de confección y arreglos», asevera.

«Estamos especializados en Semana Santa: desde noviembre las cofradías nos encargan trajes, escudos bordados a mano, capirotes, etcétera. En carnaval también trabajamos mucho», añade.

La propietaria cuenta que en Mallorca siempre ha habido dos tiendas principales de telas: La Filadora y otra, y desde hace unos años un gran almacén que les ha supuesto un tiempo de crisis difícil de gestionar ya que esta superficie tiene unos precios más bajos. «La suerte es que ahora se está volviendo a valorar el producto local y tradicional y lo mejor es que es gente joven, de otra generación», y añade: «Nuestro éxito se encuentra en el trato con la gente, la profesionalidad y la atención personalizada. Se trata de asesorar: nosotros de media estamos con los clientes 30 minutos, para nosotros no son números, ya son conocidos, no como ocurre en las grandes superficies, que han perdido el tradicional trato con el consumidor».

La Filadora tiene clientes tanto locales como extranjeros. «Una mujer vino desde Fráncfort solo para encargarnos su vestido de novia», explica. «Es muy gratificante», añade. Victoria Sánchez asegura que el secreto es «trabajar y adaptarse, estar pendiente de las últimas tendencias, estar presente en las redes sociales y en la venta on line; hay que estar al día».

Además, afirma que el negocio hay que mantenerlo: «Un negocio no puede vivir del recuerdo, se tiene que reinventar y adaptarse a los tiempos y a Internet», y señala que la gente debería comprar en el comercio local, porque «hay que cuidarlo».