Colas en el kiosco de la Plaça d’Espanya, sobre todo de personas que acuden a recargar la tarjeta ciudadana. | Ultima Hora

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La recarga de la tarjeta ciudadana para hacer uso de los autobuses de la EMT sin tener que pagar el 1,50 euros del billete sencillo se complicó para el ciudadano desde que la mayoría de los estancos de Palma decidieron, hace un año, dejar de prestar este servicio por la baja rentabilidad que ofrecía.

Ahora, el mayor peso de estas recargas lo han asumido otros negocios como los kioscos o las papelerías, que han visto como el trabajo aumentaba, a cambio solo del 0,9 % de comisión en cada recarga.

A los kioscos, por ejemplo, no solo les aumentó el trabajo sino que, al mismo tiempo, han notado una bajada de las ventas de otros productos por las largas colas que tienen que atender.

Manuel Álvarez, jefe de Explotación de Nueva Área, la empresa adjudicataria de los kioscos de Palma, del Grupo Rotger, asegura, no obstante, que «no hay ninguna intención de dejar de prestar este servicio al ciudadano».

Álvarez entiende que «la ciudadanía considera al kiosco como un pseudo servicio público, aunque no sea, y por responsabilidad tenemos claro que vamos a continuar prestando el servicio».

En especial, los kioscos más afectados son el de la Plaça d’Espanya y el de la calle Sindicat, donde pueden llegar a recargar más de 200 tarjetas diarias. En el primero se ha tenido que poner más personal para atender esta demanda, si antes había una persona por la mañana y otra por la tarde, ahora hay dos en cada turno, «pero si pusiéramos cuatro daría igual, seguiría habiendo colas», asegura Álvarez. En menor medida se han visto afectados los kioscos de la Plaça des Mercat y es Born y los que menos lo han notado son los de la Plaça Progrés y la Rambla.

Algunas empleadas de los kioscos reconocen que en ocasiones tienen que dejar de recargar tarjetas para poder atender a los demás clientes y otras veces el servicio de interrumpe porque la máquina se satura y se debe reiniciar.

Otros negocios que también prestan este servicio han optado por aumentar sus ingresos cobrando una comisión en cada recarga. En el caso de un locutorio consultado esta comisión es de 0,25 céntimos. Esta práctica, desde luego, no está permitida por el Ajuntament de Palma. Al respecto, el concejal de Mobilitat, Joan Ferrer, asevera que «no pueden cobrar comisiones, hay un sistema de comisiones y al que no le interese puede salirse».