La terapia a distancia es utilizada por muchos españoles que viven en el extranjero. La confianza de hablar en el idioma propio es una de las cosas por la que la escogen. | M. À. Cañellas

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¿Se imaginan estar a miles de kilómetros de su casa y poder hacer terapia psicológica con la misma comodidad con la que podría sentir en una consulta? Este es el servicio que ofrece la mallorquina Tonina Ferrer: terapia a distancia, especialmente pensada para españoles en el extranjero.

La psicóloga explica que «cuando acabé la carrera no me sentí preparada para montar una consulta, así que estuve trabajando en una escuela de educación especial en Barcelona. A los cuatro años volví a Mallorca ya preparada para abrir mi consulta. Monté la página web y la idea era que fuera presencial, pero una amiga me pidió ayuda online y salió genial. Ahí me lancé».

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Tonina Ferrer trabaja desde un despacho en su casa de Bunyola, hace las consultas por Skype y tiene clientes de todas las partes del mundo, a los que atiende en castellano y catalán. Ciudadanos españoles residentes en países como Japón, Alemania, Inglaterra, Suecia, Noruega o Finlandia han confiado en esta psicóloga para su terapia.

Ferrer explica que «lo único que malo es que necesito es una buena conexión a Internet, aunque de momento no me ha dado problemas». Otro de los handicaps es que la terapeuta ve a sus clientes «solo de cara, por lo que hay una parte importante de comunicación no verbal que se pierde». Además, apunta que «hay gente que puede tener prejuicios al ser online, yo misma los tenía antes de empezar».

La mayor parte de patologías o problemas que trata Tonina «son los relacionados con la gente que vive fuera: ansiedad generalizada, estrés, problemas de adaptación al país en el que vivan... al final es mucha gestión emocional».

La psicóloga asegura que «hay muchos que tienen psicólogo en español en sus países, pero en ocasiones se encuentra lejos de su casa, o les es más cómodo por Skype».

Así lo confirma María Fuster (nombre ficticio), una de las personas a las que ha tratado esta psicóloga de manera remota. Fuster, una mallorquina que vive desde hace cuatro años en una población cercana a Frankfurt, explica que «estaba valorando el hecho de buscar psicólogo aquí en Alemania, pero el idioma es difícil y no te explicas igual que en tu lengua materna. Y un día vi en Facebook una publicación de Tonina, y me llamó la atención porque era de Mallorca como yo».

De esto hace ya dos años, y «sigo con ella, aunque hemos reducido las sesiones porque Tonina dice que ya estoy curada», explicó la paciente riéndose.

Fuster reconoce que «dudaba un poco del formato online, es el miedo a lo desconocido. Pero me inspiraba confianza al ser de Mallorca, lo probé y me encantó».

La mujer destaca de la terapia a distancia que «me da la confianza de contactar con ella, ya sea por teléfono o Whatsapp, en cualquier momento si tengo una recaída, es que es como una amiga más. No me parece que esté detrás de una pantalla a miles de kilómetros, sino a mi lado escuchándome».